Se van a cumplir seis años desde que el juez de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, abriera, en la Audiencia Nacional, el sumario del Caso Popular. Su compañero de la Audiencia, Manuel García- Castellón, seguramente no se asombraría mucho, pero a Calama empieza a pesarle el tiempo en un doble sentido: 

1.Porque alguna vez hay que cerrar los sumarios al menos para no adquirir fama de magistrado indolente y...

2.Porque si te pasas seis años instruyendo y concluyes que allí no ha habido nada de nada pues... hombre, alguien podría tildarte, no de vago, pero sí de inútil. ¿Y eso puede condicionar tu juicio? ¡Por favor, señores, no seré yo quien aluda a tamaño desafuero! 

El abogado de Emilio Saracho, Jesús Santos, presume de su ascendiente sobre el fiscal, Antonio Romeral, mientras asegura que su cliente saldrá sin mancha y Ángel Ron imputado. Lo cual tendría su gracia

La cuestión de fondo es muy sencilla: seis años después, el Santander aún teme ser acusado de enriquecimiento ilegal. Hasta ahora, el caso Popular le ha ido bien en Europa, donde los tribunales europeos -¡qué sorpresón!- han concluido que la desastrosa intervención de la JUR se hizo conforme a derecho. Ahora bien, si nadie es culpable en el caso Popular, y por ahora el juez y el fiscal, José Luis Calama y Antonio Romeral, a pesar de haberlo intentado por activa y por pasiva, han pinchado en hueso, ¿por qué se le regaló al Santander un banco en perfecto estado de revista, a cambio de un euro?

Y la acusación de enriquecimiento injusto puede llegar desde dos cifras bien distintas: desde los 1.300 millones de euros que valía en Bolsa el Popular al ser intervenido (7 de junio de 2017) o desde los 11.000 millones en que los peritos cifran su patrimonio. Empiecen a contar intereses.

Por cierto, el abogado de Emilio Saracho, Jesús Santos, no debería presumir, eso sí, con más legalidad que elegancia, de su presunto ascendiente sobre el fiscal, Antonio Romeral, subordinado suyo en el pasado. Tampoco debería prejuzgar el fallo del juez Calama, al asegurar a sus próximos que su cliente saldrá sin mancha y Ángel Ron imputado. Más que nada porque todos los males del Popular se produjeron en los pocos meses en que Saracho lideró la entidad, ya que llegó a la Presidencia del Popu con la única intención de venderlo. Tendría gracia porque el señor Saracho se llevó 40.900 euros por cada día trabajado en el Popular. Sí, he dicho día, no semana.

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