En Cellnex, se han cumplido tres meses desde el regreso de Marco Patuano, que no ha repetido en la silla de presidente sino que ha pasado a ocupar la de CEO. Y el economista italiano de 59 años se ha movido en su línea: no crecer, consolidar y reducir deuda.

El CEO del operador de infraestructuras de telecomunicaciones ha iniciado su gestión con más bien desinversiones que nuevas compras. Es cierto que no ha vendido activos, sino participaciones para dar entrada a nuevos accionistas en algunas filiales, y ha tenido que vender 2.353 emplazamientos en Francia ¡sólo porque le obligaba el regulador galo de competencia! Este último movimiento se ha anunciado este mismo miércoles y aportará 631 millones de euros a Cellnex. Además, cerró el pasado junio con la compra del 30% que no controlaba de OnTower Poland, la empresa polaca de infraestructuras de telecomunicaciones, al grupo galo Iliad, por unos 510 millones, llegando así al 100% del capital.

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Antes de cumplirse el primer mes bajo la gestión de Patuano, los Benetton aumentaron su participación al 9,9%, para que quede claro quién manda. De esta forma, regresaron a la posición de primer accionista y relegaron al fondo incordiante TCI al segundo puesto.

El primer ejecutivo italiano quiere consolidar lo conseguido por su antecesor, el español Tobías Martínez, cuyo adiós se debió a que los fondos activistas e incordiantes ya no le dejaban seguir con un rapídisimo crecimiento, pese a elevar deuda,... algo que sí se permite a muchas empresas norteamericanas, donde los límites admitidos de apalancamiento son mucho mayores. El economista italiano también quiere dar dividendo (se prevé que a partir de 2024 se pueda hacer), que es lo que reclaman los fondos de inversión (por ejemplo, el incordiante TCI, que tiene un 9,38%); así como rebajar la elevada deuda (cerró el primer semestre en 17.900 millones de euros). Además, busca mejorar el rating, es decir, la evaluación que indica el riesgo de crédito de una compañía y que hacen las agencias de calificación, y también está el compromiso con el mercado para mantener el grado de inversión: algo que ya ha logrado con la agencia de calificación Fitch y le falta el de Standard & Poor’s. En esto último será de ayuda que el ratio de deuda neta sobre resultado bruto de explotación (ebitda) se sitúe por debajo de 7 veces, objetivo del que no están lejos.