Celsa supone otro ejemplo de empresa “estratégica” que cae en manos de fondos de inversión extranjeros... sin oposición de Moncloa. Hace unas semanas, los nuevos accionistas (dado que el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona ha aprobado el plan de reestructuración que presentaron y que supone capitalizar deuda) buscaban contentar a Gobierno y Generalitat, con la figura de Rafael Villaseca como futuro presidente, y ahora parece que lo han logrado, aunque aún deben recibir el visto bueno definitivo de Moncloa (dado el escudo antiopas) y tras esto tendrán seis meses para dar entrada a un socio industrial español con un 20%.

Se trata de una de las condiciones que les ha puesto el Gobierno para tomar el control de la siderúrgica catalana y que supondrá la salida de la familia fundadora y hasta ahora propietaria (la familia Rubiralta), según ha avanzado Bloomberg. Esto recuerda a lo sucedido en la venta del fabricante de motores y componentes aeronáuticos ITP Aero: fue comprado por un consorcio liderado por el fondo Bain Capital y sus socios españoles -la empresa SAPA y JB Capital-. Más recientemente, ITP ha sumado a su accionariado a Indra, que en una compra cara se ha hecho con un 9,5%.

Los mejor posicionados para comprar ese 20% serían otras empresas del sector siderúrgico o de otros segmentos de la industria pesada. La siderúrgica vasca Sidenor y la pacense CL Grupo Industrial (una corporación de 26 empresas que operan en los sectores del acero) estarían entre las interesadas

Volvamos a Celsa, entre ese futuro socio industrial español al que los fondos deberán vender un 20% del capital los mejor posicionados serían otras empresas del sector siderúrgico o de otros segmentos de la industria pesada. La siderúrgica vasca Sidenor y la pacense CL Grupo Industrial (una corporación de 26 empresas que operan en los sectores del acero) estarían interesadas, aunque por ahora no se ha presentado ninguna oferta, según La Vanguardia. Además, dentro del sector siderúrgico español también están Acerinox y ArcelorMittal, entre otras compañías.

A la entrada de un socio industrial español en el capital de Celsa se sumarían otras muchas condiciones por parte del Gobierno para autorizar la toma de control por parte de los fondos. Entre ellas, estaría la de mantener la sede en Castellbisbal (Barcelona) para blindar la españolidad de Celsa, así como no cerrar centros ni recortar empleos (ahora tiene 10.000 directos y 30.000 indirectos) ni reducir capacidad, tal y como ha avanzado Bloomberg. Además, todo apunta a que Rafael Villaseca será el presidente no ejecutivo y según algunas fuentes, el CEO será un ejecutivo catalán procedente de una multinacional extranjera del sector industrial, como informa Expansión.

Y por cierto, no olviden que Celsa fue una de las mayores receptoras en el pitorreo de la ‘generosidad’ sanchista… con dinero europeo que se articuló a través del fondo de la SEPI