Celsa supone un nuevo ejemplo de otra empresa “estratégica” que cae en manos de fondos de inversión extranjeros. Y ahora busca contentar al Gobierno, en funciones, y a la Generalitat de Cataluña con la propuesta de que el ingeniero barcelonés Rafael Villaseca (72 años) sea el nuevo presidente, en sustitución de Francesc Rubiralta Rubio.
A la vista de lo que está ocurriendo en la siderúrgica catalana, decíamos en Hispanidad que en los grupos familiares no todas las segregaciones funcionan bien. Los orígenes se encuentran en los años 60 del siglo XX cuando los hermanos Francesc y Josep Maria Rubiralta Vilaseca compraron una pequeña laminadora barcelonesa y crearon una comercializadora (Izasa), que más adelante dieron lugar a la siderúrgica Celsa y a la compañía de tecnología médica Werfen. En el año 2006, los dos hermanos decidieron separar los negocios, Francesc se quedó con Celsa y Josep Maria con Werfen: al primero le ha ido bastante mal, acumulando deuda y distintas reestructuraciones; mientras al segundo le ha ido muy bien.
En ambas empresas, las riendas las lleva la segunda generación familiar. Francesc falleció en 2010 y dejó cuatro hijos de su matrimonio: Francesc, Ignacio, Carola y Anna Rubiralta Rubio. Por su parte, Josep Maria falleció en 2012 y también dejó cuatro hijos de su matrimonio: Jordi, José Luis, Xavier y Marc Rubiralta Giralt. Francesc Rubiralta Rubio está al frente de Celsa y su primo Jordi fue el primer sucesor en la presidencia de Werfen, cargo que cedió a su hermano pequeño, Marc, en 2019.
Ahora centrémonos en Celsa. En junio de 2022 fue elegida como una de las mayores receptoras en el pitorreo de la ‘generosidad’ sanchista… con dinero europeo que se articuló a través del fondo de la SEPI para empresas estratégicas: 550 millones de euros, pese a sus pérdidas. Aún no ha recibido este dinero, porque una de las condiciones es un acuerdo entre accionistas y acreedores (fondos de inversión extranjeros desde que en 2017 la banca acreedora se plantó y les pasó la deuda, y además, la dividió en deuda ‘jumbo’ y deuda convertible). Un acuerdo que aún no existe y el tema hasta ha llegado a los tribunales: el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona ha aprobado el plan de reestructuración presentado por los fondos, que supone capitalizar 1.352 millones de deuda convertible y parte de la deuda ‘jumbo’, así como extender cinco años los vencimientos de la deuda restante. Eso sí, si el Gobierno Sánchez, ahora en funciones, lo permite, porque la toma de control por parte de los fondos depende de la autorización monclovita, dado el escudo antiopas. Claro que los Rubiralta se resisten.
Ha habido reuniones, tanto de los Rubiralta como de los fondos, con Moncloa y con la Generalitat. Pere Aragonés y Roger Torrent defienden que se mantenga el centro de decisiones en Cataluña, los empleos y la actividad industrial
Desde la patronal catalana Foment del Treball se ha pedido que Celsa mantenga la sede social, la actividad industrial, los empleos (10.000 directos y 30.000 indirectos) y las inversiones porque es “una compañía estratégica y esencial para el país”. Para ganarse el apoyo de Moncloa y de la Generalitat de Cataluña, los fondos han elegido al ingeniero Rafael Villaseca como presidente, según avanza El Confidencial: se trata del actual presidente de la Fundación Naturgy, que fue CEO de Gas Natural Fenosa (actual Naturgy) entre 2005 y 2018, y que antes pasó por otras muchas empresas (Enagás, Panrico, Indra y Amper, entre ellas). Al mismo tiempo, los fondos no han descartado la propuesta del sindicato USO de que en la gestión “se permita entrar a un inversor del sector nacional”.
Y luego ha habido reuniones, tanto de los Rubiralta como de los fondos, con Moncloa (en concreto, con Manuel de la Rocha, secretario general de Asuntos Económicos) y con la Generalitat (en este caso con el conseller de Empresa y Trabajo, Roger Torrent). Los Rubiralta quieren que el Govern presione para que Sánchez y compañía no den el visto bueno a la entrada de los fondos, algo que suena difícil porque el escudo antiopas no ha impedido la entrada de fondos en otras empresas extranjeras (por ejemplo, en Naturgy con la famosa opa de IFM). Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y Roger Torrent han defendido el objetivo de que se mantenga el centro de decisiones de Celsa en Cataluña, los empleos y la actividad industrial.