Durante la presentación a los analistas de los resultados anuales, la consejera delegada de Veolia, Estelle Brachlianoff, puso a España como ejemplo en regeneración de agua, algo que a orillas del Amazonas no despierta especial interés, pero que sí es crucial en lugares de nuestro país donde la lluvia es cada vez más escasa.
Los datos lo dicen todo: mientras en Francia el agua regenerada sólo representa el 1%, en España es el 7% y en la empresa Agbar (Aguas de Barcelona), que incluye, entre otros mercados, el chileno, alcanza el 15%.
Efectivamente, regenerar agua es posible y cada vez más necesario. Según el presidente de Veolia España, Ángel Simón, con la tecnología actual se podría alcanzar hasta el 80-90% de agua regenerada, pero para ello sería imprescindible que el sector público -el agua es un bien público- realizara las inversiones necesarias, algo que, hasta ahora, se ha negado a hacer, al menos en nuestro país. Y no serían inversiones tan millonarias como parece. Para que se hagan una idea, desalar agua sale 3 veces más caro que regenerarla.
Vamos con 2023, un año especialmente positivo para la multinacional fracesa, en el que Veolia ganó más que nunca: 937 millones de euros, un 31% más que el año anterior, tras ingresar un 9% más, hasta los 45.351 millones. La facturación en Iberia (España y Portugal) aumentó un 6,6%, hasta los 2.603 millones, por la buena gestión del agua, impulsada por el crecimiento de la actividad de construcción y el aumento de las tarifas, compensado en parte por la caída del 0,8% de los volúmenes, provocada por la sequía, según el informe publicado este jueves.
El negocio en España y Portugal representa el 5,7% de los ingresos del Grupo, que no es mucho pero no importa. España es referencia mundial en regeneración de agua.