El martes 8 finaliza el plazo para presentar candidaturas a la Presidencia de la CEOE, elección que tendrá lugar el próximo miércoles 23. Si no quieren perder, apuesten por Antonio Garamendi, porque el actual presidente de la patronal tiene prácticamente asegurada su continuidad a pesar de las críticas internas aparecidas en los medios durante los últimos días.
Garamendi puede estar tranquilo porque enfrente tendrá a Virginia Guinda, vicepresidenta de Foment del Treball, candidata por accidente o, mejor, por el cabreo de Josep Sánchez Llibre, que vio cómo ‘su’ candidato titular finalmente se echó atrás, como adelantamos en Hispanidad.
Lo cierto es que Gerardo Pérez, presidente de Faconauto, la patronal de los concesionarios, era un candidato consistente, con las ideas muy claras y muy crítico con la gestión de Garamendi, al que acusó, con exquisita elegancia, eso sí, de permitir la demonización de los empresarios y de aceptar medidas contra las empresas, por ejemplo, la reforma laboral de Yolandísima.
Pero las presiones de Garamendi -amenazó a uno de los presidentes sectoriales más importantes con retirarle todos los cargos y prebendas si apoyaba a Pérez- surtieron efecto y Pérez dio marcha atrás incluso antes de presentarse oficialmente, con el consiguiente cabreo de Sánchez Llibre, que contaba con él.
En su lugar se presenta Guinda, una candidatura improvisada y sin fuelle suficiente como para entusiasmar a los críticos de Garamendi, entre otras razones, porque tampoco dista mucho de las posiciones del actual presidente, salvo en la reforma laboral, aunque no se trata de una discrepancia profunda. Guinda no criticó abiertamente el apoyo de la CEOE a la reforma, sino que instó a una nueva reforma que se adecúe a la actual situación del mercado de trabajo.
Garamendi saldrá reelegido, aunque no será por aclamación, como le hubiera gustado. Y hasta el día 23 mostrará el lado más combativo contra el Gobierno y los sindicatos, de los últimos cuatro años.