Cepsa apuesta a lo grande por el biometano, pues lo hace con una alianza con PreZero, que fabricó el 75% del mismo en España en 2023. Pero, ¿qué es el biometano? Es un gas renovable a partir de residuos agrícolas y ganaderos, que también se puede producir a base de aguas residuales y de residuos sólidos municipales; es neutro en carbono; tiene cualidades similares al gas natural y se puede distribuir por la infraestructura gasista existente para usarse en hogares, industrias, comercios, etc.; y contribuye a descarbonizar porque reduce hasta el 90% de las emisiones de CO2 respecto al gas natural.

Con esta nueva alianza, la petrolera, que es propiedad del fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala) en un 61,5% y del fondo de inversión estadounidense Carlyle en un 38,5%, continúa dando pasos en su descarbonización, dentro de su plan estratégico ‘Positive Motion’ a 2030. El acuerdo permitirá impulsar el biometano con el suministro del mismo por parte de PreZero en algunos proyectos de Cepsa, así como el desarrollo conjunto de plantas para producirlo, el trabajo en la valorización de residuos para elaborar biocombustibles de segunda generación (a base de residuos sólidos urbanos y agrícolas) y productos químicos circulares, y en la descarbonización de la flota terrestre (más de 750 vehículos) de PreZero en España y Portugal.

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PreZero es la división medioambiental del Grupo Schwarz (del que también forma parte Lidl, entre otras empresas), que se encarga de prestar servicios urbanos y de tratamiento de residuos a más de 12 millones de personas en 1.000 municipios de la Península Ibérica, y lidera la gestión y el tratamiento de residuos industriales con soluciones de economía circular para más de 8.000 clientes. Junto a Cepsa, desarrollará una planta de biometano en Palos de la Frontera (Huelva), con capacidad para abastecer el consumo de calefacción a casi 20.000 hogares, y que también se podrá usar para producir combustibles renovables e hidrógeno ‘verde’ (el hidrógeno gris se obtiene mediante reformado de gas natural y sería algo más verde si se usará biometano, pero menos que el producido mediante electrólisis para separar el hidrógeno de la molécula de agua usando electricidad de energías renovables y agua -y que aún no es rentable-). Además, dicha planta estará en el parque energético donde Cepsa está construyendo la mayor planta de biocombustibles de segunda generación (por ejemplo, diésel renovable y el llamado SAF -combustible sostenible de aviación-) del sur de Europa, una fábrica química y otra planta de hidrógeno verde.

España tiene un enorme potencial para producir biometano: podría cubrir el 45% de la demanda de gas natural, según refleja un estudio encargado por Sedigas a las consultoras PwC y Biovic

Carlos Barrasa, director de Commercial & Clean Energies de Cepsa, ha señalado que la alianza “nos permitirá ampliar el acceso a materias primas circulares para la producción de distintas energías que faciliten la transición energética, como el hidrógeno verde o los biocombustibles de segunda generación”. Por ejemplo, residuos orgánicos y aceites de cocina usados para producir dichos biocombustibles para transporte pesado, marítimo y aéreo; residuos plásticos con los que desarrollar productos químicos e incluso analizar el desarrollo de plantas de pirólisis (proceso de descomposición por calentamiento a altas temperaturas y sin oxígeno) para los residuos plásticos no reciclables

Por su parte, Gonzalo Cañete, CEO de PreZero en España y Portugal, ha recordado el “enorme potencial que existe en España para el desarrollo del biometano como gas natural de origen renovable, así como de la necesidad de homologarnos con otros países de la UE en el cumplimiento de los objetivos de economía circular y descarbonización”. En concreto, ese potencial se traduce en que nuestro país podría cubrir el 45% de la demanda de gas natural, como ya refirió un estudio encargado por la patronal gasista (Sedigas) a las consultoras PwC y Biovic, y del que hace poco más de un mes se hizo eco Francisco Reynés, presidente y CEO de Naturgy, para subrayar que “España tiene mucho potencial pero está a la cola” y debe “incentivar la inversión”, porque tenemos 10 plantas para producir este gas renovable, frente más de 400 operativas en Francia, más de 200 en Alemania y más de 100 en Reino Unido. Un potencial de una tecnología madura que la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, ha preferido no valorar y apostar mucho más por la ruina del hidrógeno verde.