Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y candidata comunista a gobernar España, aseguró el jueves que ella nunca se levanta de una mesa de diálogo. En efecto, está obsesionada con salirse con la suya. Sabe que, si no consigue que el Congreso apruebe su reforma laboral, no llegará a La Moncloa. Ergo, no hay que levantarse de ninguna mesa por incómoda que resulte la silla y aunque la reforma que se pretende sólo vaya a crear empleo sumergido, tirando a negro.
Lo cierto es que la reforma laboral de la señora Díaz condena a España al paro perpetuo. Y lo ridículo es que el texto del Gobierno sociopodemita, así como la polémica suscitada, no hace otra cosa que empeorar la situación.
La CEOE de Garamendi cavó su propia tumba al firmar una reforma que ni satisface a los empresarios ni crea empleo
La reforma tan sólo eleva los impuestos laborales, persigue la destrucción de la figura del autónomo y anima a que el empresario se lo piense dos veces antes de contratar a nadie: mejor en negro. Porque con esta reforma se consolida el temible presagio de que en España compromete más contratar que matrimoniar. Vamos, que es más fácil divorciarse que despedir al asalariado que no se necesita.
Lo más grave es que nadie abandera el modelo laboral más lógico y más justo: contrato único indefinido con indemnización pactada de antemano, sustituir las cuotas por IVA y subir los salarios bajos, empezando por el salario mínimo interprofesional. En España se cobra poco.
Además, un contrato único indefinido y sin pago de cuotas anexas permitiría pagarle más dinero al trabajador y menos a Yolanda Díaz y José Luis Escrivá, además de des-burocratizar el mercado de trabajo. A cualquiera que le expliques los trámites que hay que hacer en España para expedir un contrato laboral de una semana, comprenderá que el empresario no precariza el empleo por gusto sino por necesidad. Y también comprenderá que se precisa promulgar y generalizar un contrato único, indefinido, con indemnización de despido pactada de antemano, que proporcione seguridad a ambas partes.
Ni el PP ni Vox presentan una alternativa a la reforma Díaz. Luego que no se quejen
Por eso, cuando en la tarde del jueves los radicales del Congreso: ERC, CUP, Bildu, BNG asegura que no votarán la Reforma Yolanda, está claro que estamos eligiendo entre Guatemala y Guatepeor.
Nadie abandera el modelo de contrato único, cuotas por IVA y subida y exención fiscal de los salarios menores. El que cobre el salario mínimo, que tiene que subir, debe estar exento del pago de impuestos... y el patrón o emprendedor que le contrate debe estar exento del pago de cuotas.
Nada más opuesto a la política sindicalera de doña Yolanda.
Por su parte, la CEOE de Garamendi cavó su propia tumba al firmar una reforma que ni satisface a los empresarios ni crea empleo. Se lo ha puesto muy difícil a la derecha, que no puede justificar esta reforma frustrada y que la reforma histórica es una reforma... 'más de lo mismo'. O sea, que nos condena al paro perpetuo.
Aunque también es verdad que ni el PP ni Vox presentan una alternativa a la reforma Díaz. Luego que no se quejen.
La reforma de Yoli es chulísima pero condena a España a seguir encabezando el listado de desempleo en Europa.