Previsiones de la Agencia Internacional de la Energía en el documento ‘Renovables 2024’, la publicación anual y abanderada del sector que se ha conocido hoy.

“El mundo añadirá más de 5.500 gigavatios (GW) de capacidad de energía renovable de aquí a 2030, casi el triple del aumento registrado entre 2017 y 2023”.

“Este aumento equivale a la capacidad energética actual de China, la Unión Europea, India y Estados Unidos juntos, pero no es suficiente para alcanzar el objetivo fijado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28)”, según el documento.

Y con sólo leer estos dos párrafos, ya estoy abrumada por las cifras y las pretensiones.

AIE: "es necesario construir y modernizar 25 millones de kilómetros de redes eléctricas y alcanzar 1.500 GW de capacidad de almacenamiento para 2030

Principales mensajes: "los combustibles renovables se están quedando atrás"… reclama la Agencia ‘apoyo político’ para que el sector pueda cubrir la mitad de la demanda a finales de la década; asegura, además, que para que el mundo triplique su capacidad, los países deben intensificar sus esfuerzos para integrar las energías renovables en las redes eléctricas.

“Para ello es necesario construir y modernizar 25 millones de kilómetros de redes eléctricas y alcanzar 1.500 GW de capacidad de almacenamiento para 2030”.

Y…¿todo esto es viable?

“Si queremos dar servicio a los proyectos de generación de renovables, desde luego hay que ampliar mucho las redes”, explica Nicolás López, director de Análisis en Renta Variable de Singular Bank.

“Los campos fotovoltaicos-solares están dispersos a lo largo del territorio y la red eléctrica actual lo que cubre, básicamente, son grandes ejes de alta tensión. Hay que proyectar una red mucho más capilar para conectar los campos solares que se están extendiendo por toda España y que inevitablemente suponen una ampliación muy importante de la infraestructura”, añade.

Estamos ante uno de los retos más ambiciosos pero que se enfrenta a un límite importante, y a tener en cuenta: que el coste del transporte, de la red, finalmente va a la tarifa, y hay que procurar que sea rentable y que no suponga un impacto excesivo.

En España, el Plan de Desarrollo de la Red de Transporte (2021- 2026) contempla un aumento de las inversiones en la red, insuficiente para el sector que reclama, insistentemente, mucho más, teniendo en cuenta la fuerte demanda que está llegando a las distribuidoras eléctricas por parte de industrias a las que se exige descarbonizarse, como la alimentaria o la industria química, además, de los centros de datos, en auge, devoradores de suministro eléctrico.

La pelota está en el tejado de Red Eléctrica de España, actual Redeia, que dirige Beatriza Corredor, que ha sido renovada en su puesto.

Beatriz Corredor llegó a Redeia en febrero de 2020 y todavía tiene una gran tarea pendiente: dar el espaldarazo definitivo a la inversión en redes eléctricas que se están convirtiendo en un cuello de botella que amenaza la transición renovable en España

Llego al cargo en febrero de 2020 y todavía tiene una gran tarea pendiente: dar el espaldarazo definitivo a la inversión en redes eléctricas que se están convirtiendo en un cuello de botella que amenaza la transición renovable en España.

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Es más, si la inversión en redes sigue creciendo al ritmo actual (es decir, lento, muy lento), será imposible que absorba la ambiciosa estrategia de proyectos de energías renovables.

Proyectos a los que, no sólo empresas sino también los estados, van a destinar cientos de miles de millones. “En nuestro país”, señalan fuentes consultadas, “este cuello de botella es todavía más estrecho debido a un marco regulatorio desfasado que podría estrangular el desarrollo de esta industria”.

Tal es la situación, que Iberdrola pide que se permita desarrollar las redes a otros operadores privados.  

El CEO de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, reflexiona y dice que “si un problema es tan agobiante, le tenemos que buscar una solución emergencial”.

“Creo que lo que tenemos que hacer es ir rompiendo ciertas barreras regulatorias… y adaptarnos a la realidad que estamos viviendo en estos momentos”, explica Ruiz-Tagle para advertir de que sería "el peor error" dejar escapar la oportunidad… por "no tener transporte y distribución y no reforzar las redes".

“Y mientras se les exige a las renovables”, reflexiona Andrés Bolumburu, analista de Banco Sabadell, “que incrementen su despliegue en eólica y solar a la vez que se necesita una determinada demanda de electricidad que, actualmente, está yendo más lento de lo esperado…a compañías como Redeia se les exige, a su vez, que tengan una infraestructura que sea capaz de dar salida a todo el parque de renovables que debe ajustarse a los objetivos del Plan 2030. Al final, a pesar de que las partes culpan al otro de los problemas, todos en su conjunto tienen que formar parte de la solución”.

El Plan de Desarrollo de la Red de Transporte (2021- 2026) contempla un aumento de las inversiones en la red, insuficiente para el sector que reclama, insistentemente, mucho más, teniendo en cuenta la fuerte demanda

Hay que tener en cuenta, no obstante, tal y como explica Alessandro Miori, Country Manager España de Ener2Crowd que la eólica y la fotovoltaica son intermitentes porque dependen del viento y del sol, lo cual hace aún difícil utilizarlas para sustituir totalmente las fuentes no renovables. “En Australia, donde las renovables ya cubren el 70% de sus necesidades energéticas, el operador de la red eléctrica estuvo al borde de desconectarlas para evitar el colapso de la red durante el último fin de semana de septiembre. Y en Estados Unidos y también aquí en España, se lleva tiempo avisando de problemas similares. Hasta que no dispongamos de tecnologías para un almacenamiento suficiente de la energía generada durante los picos de producción, correremos el peligro de experimentar apagones por sobrecarga de la red o bien falta de abastecimiento en algunos momentos”.

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“Casi todo este proceso de transición energética, que proyecta ambiciosos objetivos, va a ser difícil que cumpla con el calendario previsto porque, principalmente, exige elevadas inversiones”, señalan los expertos consultados.

“Un ejemplo”, aseguran, “es lo que ha pasado con el vehículo eléctrico, cuyas ventas se han frenado ya que, de momento, no es rentable y, por hoy por hoy, no puede sustituir al coche tradicional”.

Así que, o “acompasamos el desarrollo tecnológico del sector, en general, a las circunstancias para que, al consumidor final le merezca la pena y no le cause problemas, o bloquearemos todo el proceso”.

Por cierto, el mercado permanece impasible ante las advertencias de la AIE. Las acciones de Redeia, por ejemplo, que podría sentirse aludida, suben un 0,6%, con el Ibex prácticamente plano en los 11.725 puntos.