El ibex 35 cierra la jornada del lunes 12 de febrero en positivo. Un 0,8% arriba hasta los 9.984 puntos. Redeia sube un 1,4% hasta los 14,6 euros
Los inversores están deshaciendo posiciones en Redeia. Desde que comenzara el año, la utility española ha perdido cerca de un 2,5% y sus acciones valen, a día de hoy, 14,5 euros. Es decir, que se coloca en el rango de mínimos que alcanzó el pasado mes de octubre cuando se publicaron los resultados de la empresa que arrojaban una caída del 3% en su beneficio neto, hasta los 535 millones.
En enero de 2023 llegó a cotizar en los 17 euros, para desinflarse a lo largo del año y darle carpetazo en los 14,9.
Su capitalización sigue sin remontar desde máximos que alcanzó en 2021, 10.294 millones. Y.. si acabó el año pasado en los 8.067 millones y ahora está en los 7.791, esto significa que el desplome ha sido de 2.500.
Redeia repartió dividendos el pasado 5 de enero, a cuenta de 2023, por un importe bruto de 0,2727 euros por acción. Se ha comprometido, además, a pagar al menos 0,8 euros por acción durante 2024 y 2025, un suelo inferior, eso sí, al euro pagado durante los últimos 3 años.
La empresa que preside Beatriz Corredor, que podría, dicen, tener los días contados en el puesto, presentará resultados a finales de este mes correspondientes al ejercicio de 2023
La política de dividendos es uno de sus principales atractivos junto a su carácter de previsibilidad, es decir, de ausencia de sorpresas que tanto gusta a los fondos que controlan parte de su accionariado. Especialmente al más grande, a Black Rock, que tiene el 4,995%
La empresa que preside Beatriz Corredor, que podría, dicen, tener los días contados en el puesto al que llegó el 25 de febrero de 2020, presentará resultados a finales de este mes correspondientes al ejercicio de 2023.
Tras un 2022 extraordinario, por atípico debido a la venta de Reintel (la filial de fibra óptica) al fondo estadounidense KKR por 995 millones, el consenso de analistas pronostica un ebitda de 1.522 millones de euros y un beneficio neto de 664 millones. Es decir, mejoras de un 2% y un casi inapreciable 0,2% respectivamente.
Es más, las cosas no han ido bien desde que Beatriz Corredor accediera a la presidencia de Redeia, va a hacer ahora cuatro años, tras la dimisión de Jordi Sevilla. Sólo hay que echar un vistazo a la evolución de las acciones: en febrero de 2020, cotizaban en los 19 euros. Es decir, ahora valen un 27% menos (14,5 euros).
La deuda financiera neta de la compañía ha crecido un 7,3% hasta los 4.970,6 millones de euros
Los resultados de la compañía tampoco ayudan. “El caso de Redeia es muy particular, puesto que sus ingresos están en su mayoría regulados por el Estado y vinculados a ajustes de precios en años posteriores. Por ejemplo, en las últimas resoluciones de la CNMC se ha establecido que la compañía tenía que devolver durante el último trimestre del 2023 y los primeros meses del 2024 más de 300 millones de euros por un exceso de cobro en ejercicios anteriores”, señalan los analistas.
Y esta circunstancia, según la empresa, ha sido la culpable de que, durante los nueve primeros meses del año, su deuda financiera neta se situara en los 4.970,6 millones de euros, un 7,3% superior a la registrada al cierre del año cierre del año anterior.
Al mismo tiempo que aumenta la deuda, sus beneficios caen un 3% mientras las inversiones crecen un 28%. “Estamos ante un negocio que requiere un nivel de inversiones muy alto, equivalente, por término medio, al 40% de los ingresos”, señalan desde XTB.
Un ritmo muy alto de inversiones que no se reflejan, según los expertos, en las redes eléctricas que se están convirtiendo en un cuello de botella que amenaza la transición renovable en España.
Los inversores están deshaciendo posiciones en Redeia. Desde que comenzara el año, la utility española ha perdido cerca de un 2,5% y sus acciones valen, a día de hoy, 14,5 euros
Es más, si la inversión en redes sigue creciendo al ritmo actual (es decir, lento, muy lento), será imposible que absorban la ambiciosa estrategia de proyectos de energías renovables.
Proyectos a los que, no sólo empresas sino también los estados, van a destinar cientos de miles de millones. “En nuestro país”, explican, “este cuello de botella es todavía más estrecho debido a un marco regulatorio desfasado que podría estrangular el desarrollo de esta industria”.
Hay que recordar que el 20% de la compañía está en manos de la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI), (participación a través de la que el Estado controla sus decisiones estratégicas y, por supuesto, la designación de su presidente); tiene como segundo accionista a Amancio Ortega, con el 5% del capital, a través de su vehículo inversor Pontegadea, y el tercero es BlackRock con el 4,995%.