Los mercados reflejan hoy el final del ‘efecto Nvidia’ que les tenía seducidos. Resultados extraordinarios con los que, Nvidia, ha puesto la guinda al pastel de unas cuentas de las empresas tecnológicas en Estados Unidos que ha sido "excepcionales", aseguran los expertos
Así que la Bolsa está de resacón. Los principales indicadores de Wall Street cerrado ayer en números rojos, el mismo tono con el que abrían los europeos.
Ni siquiera el rally final, con subidas del 9%, de la compañía pudo evitar las caídas en el tecnológico Nasdaq que…pudiera estar descontando ya lo que ocurrirá con el fabricante de chips, no este año, sino el que viene.
De momento, a día de hoy, esa subida del 9% ha lleva a la empresa que dirige Jensen Huang, ha revalorizarse en más 200.000 millones dólares en sólo una jornada para capitalizar ya 2,55 billones de dólares. Se coloca, por detrás de Microsoft y Apple, en la tercera posición de la lista de empresas más valiosas del mundo.
Sobre la demanda recae el futuro de la tecnológica. Una demanda que ahora se mantiene en máximos, pero que previsiblemente aflojará, no este año, pero si en 2025
Nvidia acumula una subida del 115% en lo que va de año y del 237% en 12 meses tras catapultar sus ingresos en un 262% (en el primer trimestre fiscal que va de febrero a abril), hasta 26.044 millones de dólares (unos 24.000 millones de euros) y los beneficios crecieron siete veces más: de los 2.043 hasta 14.881 millones, un 628%, por encima de las previsiones del mercado.
Para el segundo trimestre espera una facturación cercana a los 28.000 millones de dólares, con un margen bruto que rondará el 75%, mucho más elevado también de lo estimado por los analistas.
Y la pregunta es, ¿hasta cuándo durará la fiesta de Nvidia?
“Dentro de las 7 magníficas, es la que está más sobrevalorada, es la más cara incluso considerando sus previsiones acerca de la demanda de componentes”, opinan desde Buy&Hold.
(Las acciones de Nvidia superaron ayer los 1.000 dólares por título. En concreto, cerraron la jornada en los 1,037 dolares)
Y sobre la demanda, recae, precisamente, el futuro de la tecnológica. Una demanda que ahora se mantiene en máximos pero que previsiblemente aflojará, no este año, pero si en 2025.
“El mercado está a la espera de que salga en nuevo chip de la compañía, el Blackwell, una versión mejorada del anterior”, explica Flavio Muñoz, socio fundador de Andromeda Capital EAF.
Porque... es tal el apetito del mercado de la inteligencia artificial que la compañía ha anunciado que fabricará un nuevo chip (IA) cada año, en lugar de hacerlo cada dos.
“La valoración de la compañía está alta, es cierto, pero mientras la dinámica sea tan fuerte las cosas funcionarán y mantendrá la tendencia”.
Fundada por Jensen Huang, Chris Malachowsky y Curtis Priem, (en 1993), Huang es su cara visible
"La llegada de la inteligencia artificial", apunta Muñoz, "en tromba, ha pillado a las empresas con el pie cambiado, al descubierto, y están haciendo inversiones brutales de capital para mejorar sus data center, por ejemplo, y ponerse a la vanguardia".
No olvidemos que Nvidia es una empresa cíclica que en un futuro, no muy lejano, podría sufrir las consecuencias de la saturación de un mercado sobradamente servido, sobradamente abastecido.
"Y eso es letal, lógicamente para los ingresos que incluso podrían caer un 30% o un 40%"
Nvidia tiene como clientes “al mundo en general', por decirlo coloquialmente. Podría incluso llegar a los particulares pero...estos no tienen acceso a su gigantesca división de ventas.
“Empezaron a comprar chips las empresas cloud", cuenta Flavio Muñoz, "que han apostado fuerte por la nube, como Microsoft, Amazon, en cierta medida Google, IBM…después Nvidia capilarizó en compañías que están haciendo acopio de tarjetas de memoria como Meta o Salesforce y, en una tercera capa, con un abanico muy extenso de clientes, están los Gobiernos de muchos país, como el estadounidense, también la Unión Europea y, en general, cualquier empresa grande que quiera entrenar modelos de inteligencia artificial. En España tenemos el caso de Indra".
Nvidia ha pasado de ser una pequeña empresa (fundada en 1993) dedicada a los videojuegos a un gigante proveedor de chips para inteligencia artificial (IA).
La compañía nació con un capital inicial de 40,000 dólares. Al principio no tenía nombre y los socios fundadores llamaban a todos sus archivos NV, es decir, next version (próxima versión). Finalmente buscaron una palabra que contuviera esas dos letras y dieron con el término latino invidia. Lo fusionaron y… ‘voilá’, acababa de nacer la que sería la ‘sturtup del billón de dólares’ gracias a IA.
Nvidia acumula una subida del 116% en lo que va de año y del 240% en 12 meses, tras catapultar sus ingresos en un 262% (en el primer trimestre fiscal que va de febrero a abril), hasta 26.044 millones de dólares
Fundada por Jensen Huang, Chris Malachowsky y Curtis Priem, Huang es su cara visible, pero… no debemos confundirnos porque Huang no es uno de esos gurús que deja frases para enmarcar cada vez que presenta uno de sus productos.
Jensen dice de sí mismo que aún queda mucho de aquel chaval que era muy buen estudiante y siempre estaba concentrado y motivado. “Pero era muy introvertido. Era increíblemente tímido”, reconoce: “Me horrorizaba la idea de tener que hablar con la gente”.
Al parecer, lo que acabó con el caparazón que le impedía relacionarse con el mundo, no fue el master para directivos que cursó en Stanford, la prestigiosa universidad de Silicon Valley, sino servir mesas en una cafetería y también el tenis de mesa, deporte con el que llegó a competir en el Abierto de EEUU y lograr ser tercero en la categoría de dobles juveniles.
“Soy intensamente competitivo y, cuando era adolescente, era capaz de lograr cosas sobrehumanas”. “… Pero me di cuenta de que ahora sólo soy humano. Fue una gran decepción… Así que ahora hago lo que hace la gente normal. Voy al gimnasio”.
Y aunque en el gimnasio también se hacen amistades, Jensen supo desde un principio que, para que le tomaran en serio los tótem empresariales de la Gran Manzana, tenía que hacerles saber que Nvidia forma parte de un sector que factura más que el cine y la música juntas gracias al permanente desarrollo de nuevas tecnologías.
Nadie puede dudar, a estas alturas que, efectivamente, Huang tenía razón.