El Ibex reconquista los 11.000 puntos tras subir un 0,52%. Indra cae un 0,26% hasta los 18,9 euros por título.
Indra es casi, casi, la estrella del Ibex 35. Y digo casi, casi porque en lo alto de podio se sitúa el BBVA (un 34,35% arriba) al que pisa los talones la tecnológica madrileña que se dispara un 34% desde que comenzara el año.
Una buena racha que viene de atrás porque cerró 2023 con subidas del 34%, del 14% en 2022, y del 36% en 2021.
Así que, con estos porcentajes, su capitalización bursátil también ha crecido y ha pasado de los 1681 millones en 2021 hasta los 3.347 a día de hoy. Bien es cierto, que se sitúan en parte baja de las cotizadas y solo tiene por detrás a Unicaja Banco (3.040), Colonial (2.860), Acerinox (2.760), Sacyr (2.337), Melia Hoteles (1.593), y Solaria (1.208).
La clave del comportamiento de la empresa que preside Marc Murtra, que cotiza en máximos de más de una década, es su potencial militar ante las tensiones geopolíticas que están impulsando el negocio de la defensa.
Los planes de Indra dependen del gasto en Defensa incluido en los Presupuestos Generales del Estado y de que Moncloa aclare de una vez el papel de nuestro país en la industria del continente.
“Recientemente ha publicado sus cuentas correspondientes al ejercicio de 2023 donde ha obtenido un crecimiento anual de sus ingresos del 12,8%, y del 14,7% en el cuarto trimestre. Este crecimiento ha estado principalmente impulsado por el segmento de Transporte y Defensa, que ha crecido un 18,1% en el año completo y un 20,5% en el último trimestre”, señala Joaquín Robles, analista de XTB.
Unos resultados que dispararon el precio de sus acciones desde los 16 euros en los que cotizaba el pasado 28 de febrero, hasta los 18,7 en los que hoy se mantiene holgadamente.
El consenso del mercado, en general, apuesta porque Indra se va a convertir en el eje de la industria militar española, incluso de la europea. “Queremos liderar el sector de la defensa y eso incluye operaciones y alianzas”, afirmó el presidente, Marc Murtra.
En este sentido, y en los últimos años ha cerrado operaciones para crecer en este segmento de negocio. La última la ha firmado con Lockheed Martin para “explorar conjuntamente áreas de cooperación en los dominios de tierra, mar y aire, y ciberdefensa, así como en los ámbitos de simulación y sostenimiento”, explicaba la española en un comunicado.
Y, esto, para Bank of America, supone escoger el camino adecuado para asociarse con "actores de primer nivel" internacional del sector de la defensa. "Indra está dando los primeros pasos para convertirse principalmente en una compañía del sector aeroespacial y de la defensa, lo que pensamos que apoyará la expansión de márgenes, un flujo de caja libre más fuerte y una expansión de múltiplos", afirma el banco de inversión que sostiene, además, que la empresa cotiza con un importante descuento frente al sector de la defensa en Europa.
La dirección descarta la posibilidad de una venta total de Minsait y apuesta por entrada de un socio para obtener liquidez y así fortalecer sus negocios de Defensa y Seguridad
Por eso, BofA recomienda comprar acciones ante “unas perspectivas de crecimiento sólidas”.
Y aunque todo rema a favor de Indra y de sus planes para convertirse en uno de los principales actores europeos del sector (planes que deberían ser también objetivo del Gobierno ya que está participada por la SEPI) sobre sus intenciones puede pesar que su futuro depende, en buena medida, del gasto en Defensa incluido en los Presupuestos Generales del Estado y de que Moncloa aclare de una vez el papel de nuestro país en la industria del continente.
España rubricó el acuerdo europeo, y se comprometió ante sus socios de la OTAN, en la Cumbre de Madrid, a que el 2% del PIB se destinaría a Defensa, lo que implica aumentar esta partida algo más del 10% cada año. Es mucho y lo más probable es que no se cumpla, pero ese es el objetivo hasta 2030.
De momento, es fundamental que la compañía concrete cómo se producirá la venta de parte de Minsait, la división de Tecnologías de la Información sobre la que se asientan actualmente la mayor parte de los ingresos del grupo.
“Minsait es la mitad de nuestro negocio, por lo que vamos a analizar todas las opciones”, afirma Murtra sin develar el secreto mejor guardado: cuándo, cómo, en qué porcentaje y… de qué manera afectará la venta al conjunto de la compañía que cotiza en bolsa. La única certeza es que no se desprenderán del cien por cien del capital y que al menos el 10% permanecerá en el Grupo
“En las últimas declaraciones se ha descartado la posibilidad de una venta total porque lo que Indra busca es la entrada de un socio para obtener liquidez y así fortalecer sus negocios de Defensa y Seguridad”, explica el analista de XTB.
La última operación firmada ha sido con Lockheed Martin para “explorar conjuntamente áreas de cooperación en los dominios de tierra, mar y aire, y ciberdefensa"
En el caso de vender una participación de Minsait, parte de la liquidez obtenida podría ir precisamente a dar un impulso a otro de sus negocios estrella (complementario al cien por cien del segmento de Defensa). Hablamos de su negocio espacial que con la compra de Hispasat (adquisición estrella que adelantó Hispanidad allá por septiembre del año pasado y todo un culebrón también sin aclarar a día de hoy), daría un salto de gigante.
Hispasat está actualmente en manos de Redeia, que en 2019 pagó 950 millones de euros a Abertis. “Por supuesto que Hispasat está entre las posibilidades, pero no es la única”, aclara el Ceo de Indra, José Vicente de los Mozos que, quizá, sopese que ‘soltar’ 1.000 millones sea demasiados para una única operación.
De momento, el Consejo de Administración de la compañía ha dado luz verde a la creación de la filial Indra Espacio. La propia compañía explica que se trata de una primera fase que tiene como objetivo crear una entidad que sea "la piedra angular que aglutine en los próximos años las actividades en el ámbito del negocio espacial", en línea con lo estipulado en su Plan Estratégico 2024-2030.
“La intención que tenemos es que España tenga una empresa que controle la cadena de valor del negocio espacial”
Lo que sí sabemos es que la nueva Indra, que diseña y quiere materializar su equipo directivo, seguirá teniendo a la SEPI como socio público y accionista de referencia (25%) y a Escribano Mechanical & Engineering como socio privado (8%), conglomerado industrial al frente del que están los hermanos Ángel y Javier.
El consenso del mercado apuesta porque Indra se va a convertir en el eje de la industria militar española y europea. “Queremos liderar el sector de la defensa y eso incluye operaciones y alianzas”, afirma el presidente, Marc Murtra
Un apunte al respecto. Desde que Sánchez está en La Moncloa, Escribano ha aumentado sus contratos con la SEPI, algo que nada tiene que ver con el hecho de que uno de los consejeros de Escribano fue (no lo es desde hace un tiempo) Miguel Ángel Panduro, actualmente CEO de Hispasat y en su día, cuando José Bono era ministro de Defensa durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, máximo dirigente de Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España SA (Isdefe). Panduro estuvo, además, en la terna para sustituir a Ignacio Mataix como CEO de Indra.
Otros accionistas son Sapa (familia Aperrabay), Fidelity (7,8%), Amber Capital, de Josep Oughourlian (7,7%) y Deutsche Bank (5%). La gestora del Santander, por su parte, pasó de tener el 3% de la compañía en 2020 a reducirlo hasta el 1,3% actual.
Una curiosidad sobre Josep Oughourlian que es, como saben, el principal accionista del Grupo Prisa, y que, harto de perder dinero (esto lo digo yo) en el conglomerado editorial y audiovisual, parece que es un firme defensor de la operación Minsait.
De momento, lo que está haciendo El País, es achuchar al Gobierno de Pedro Sánchez para que aumente el gasto en Defensa con la publicación de una serie de reportajes sobre el sector.
Por ejemplo, destaca en una de estas informaciones que España, junto con Bélgica y Luxemburgo, está a la cola en gasto militar del conjunto de treinta y dos países que conforman la OTAN, y recuerda el compromiso adquirido de llegar hasta el 2% del PIB en 2029, tal y como explico ante sus socios de la Alianza en la cumbre se celebró en Madrid