El Ibex 35 ha cerrado la sesión de hoy, 8 de febrero, con subídas tímidas del 0,17% hasta los 9.905 puntos. Enagás ha subido un 0,3% hasta los 14,5 euros
Desde que el pasado 19 de diciembre, el ’ataque’ de los fondos bajistas (en concreto el hedge fund Point 72 Europe, y Millennium International Management, éste último conocido por hacer de las suyas en Grifols) elevara la tensión sobre Enagás, justo antes de que repartiera dividendos, su cotización no ha dejado de perder valor.
La acción se sitúa casi un euro por debajo de los mínimos de agosto de 2023, y hoy cotiza en los 14,6 euros. En lo que llevamos de año baja más de un 5%, al mismo tiempo que su capitalización bursátil cae hasta los 3.789 millones, desde de los casi 4.000 con los que cerró 2023
Aun así, estamos ante una empresa que se sitúa a la cabeza de la rentabilidad por dividendo dentro del Ibex 35. En concreto, la de Enagás es del 11,96%, le sigue Endesa con el 11,81%, después Telefonica, con el 8,42%, Bankinter con el 7,76%, Mapfre con el 7,23%, y Redeia con el 6,86%.
El próximo 20 de febrero dará a conocer los resultados de 2023 y se espera que el beneficio neto cierre el año entre los 300 y 320 millones, por debajo de los 375 de 2022
Y yo me pregunto, ¿cómo, con estos mimbres, Enagás se sitúa a la cabeza de este ranking? Pues... porque la empresa que lidera Arturo Gonzalo ha decidido tener contentos a los accionistas y destinar a retribuirles la mayor parte del flujo de caja que genera la empresa.
Me explico o, mejor dicho, lo explica Javier Cabrera, de XTB. “Si se genera flujo de caja positivo, si se genera cash, existen otras posibilidades, aparte de la política de dividendos, como recomprar acciones, reinvertir en el negocio para hacerlo más eficiente o amortizar deuda. Es al final la empresa la que decide lo que hacer con ese flujo de caja”
Por ejemplo. En el caso de Enagás, se estima que va a generar un flujo de caja libre, (una vez descontada la inversión en mantenimiento), de unos 500 millones en 2023, mientras que lo que ha repartido en dividendos, ese mismo año, es de aproximadamente 400 millones.
Es decir que, Enagás ha decido premiar al accionista con mucha, mucha generosidad.
Pero no sólo su evolución en Bolsa deja mucho que desear. Enagás no ha conseguido impulsar sus ingresos en los últimos años y el beneficio neto lleva cayendo desde 2019 cuando se situó en los 422 millones.
El próximo 20 de febrero dará a conocer los resultados de 2023 y se espera que el beneficio neto cierre el año entre los 300 y 320 millones, por debajo de los 375 de 2022.
La rentabilidad por dividendo de Enagás es del 11,96%, le sigue Endesa con el 11,81%, después Telefónica, con el 8,42%, Bankinter con el 7,76%, Mapfre con el 7,23%, y Redeia con el 6,86%
“Como todas las compañías del sector, su negocio está ligado a una materia prima y esto supone tener un apalancamiento operativo permanente que depende de unos costes fijos (la operativa del negocio) realmente altos que tiene que asumir sí o sí”, señala Javier Cabrera para añadir que “cuando los ingresos crecen, esos costes fijos se mantienen prácticamente en el mismo nivel y aumenta tu beneficio. Pero, cuando los ingresos caen, ocurre todo lo contrario”.
Y es lo que le pasa a Enagás.
Pero hay más, la deuda de Enagás es 3,6 veces su Ebitda, es decir algo por encima de lo que se considera un rango aceptable. Aun así, la deuda neta del grupo, al final del tercer trimestre de 2023, era 3.406 millones de euros. Es cierto que, respecto a 31 de diciembre de 2022, se ha reducido en 63 millones…¡que barbaridad!
Algo bueno, no obstante, tiene su apalancamiento, porque más del 80% es a tipo fijo, lo que le ha permitido sortear la subida de tipos.
No es de extrañar, por tanto, que, con estas magnitudes, la política tan generosa de dividendos no guste a buena parte de los expertos. Aseguran que, con su apalancamiento, y en el horizonte de 2026, el dividendo tendría que reducirse nada menos que un 50%.
La deuda neta del grupo, al final del tercer trimestre de 2023, era 3.406 millones de euros
Enagás es una empresa gasista propietaria y gestora de la red nacional de gas. Su primer accionista es el fondo estadounidense BlackRock (presente también en Iberdrola y EDP) 5,4%; Amancio Ortega (5%), la Sociedad Española de Participaciones Industriales (5%), el Bank of America Corporation (3,6%) y el Estado de Abu Dabi (3,1%) que además controla Cepsa con cerca del 62% del capital.
El consejero delegado de Enagás es Arturo Gonzalo Aizpiri, destacado miembro del equipo que dirigía la ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona en el primer Gobierno Zapatero, y en el que empezaba a destacar Teresa Ribera. Aizpiri fue nombrado consejero delegado de Enagás en febrero de 2022.
En el consejo de administración están nombres muy conocidos, como la exministra del Partido Popular Ana Palacio, los exministros de gobiernos del PSOE José Montilla y José Blanco. El presidente ejecutivo de la compañía, Antonio Llardén, estuvo al frente de varios cargos con Felipe González.