A punto de cumplirse dos meses (faltan cuatro días) de este anuncio… “se suspende temporalmente los nuevos contratos de arrendamiento de energía eólica marina en aguas de las costas del país y se exige una revisión de las prácticas de arrendamiento y concesión de permisos del Gobierno federal para proyectos eólicos”, las acciones de la danesa Orsted, que se desplomó ese 21 de enero un 18%, han recuperado, con creces, parte del terreno perdido.
Pasó a cotizar desde las 312 coronas danesas a las 256, en apenas dos días. Hoy vale en Bolsa 327.
Pero esta captura de pantalla del último mes, en el que se ha revalorizado un 9%, no debe hacernos perder de vista que, en los últimos seis meses se deja un 25%, y acumula un balance negativo en cinco años del 47%.
Coincidió en el tiempo la decisión de Donald Trump con el anuncio de un deterioro de los activos de la danesa por 1.600 millones de euros debido a la subida de los tipos de interés, la reducción de la valoración de su cartera estadounidense y el aumento de los costes de entrega del proyecto eólico Sunrise (Nueva York).
Pero, es más, Orsted, cuyo principal accionista es el Estado danés, había anunciado hace un año pérdidas por más de 2.700 millones de euros debido a la cancelación de dos proyectos eólicos marinos en Estados Unidos.
Y, a pesar de que en 2024 ha logrado salir de pérdidas con un beneficio neto de 2,1 millones de euros), frente a los números rojos por 2.705 millones de euros en 2023, ha recortado su plan de inversiones hasta 2030, un 25%.
Conclusión, la eólica marina está sufriendo y Orsted es un buen ejemplo de ello.
Orsted, cuyo principal accionista es el Estado danés, había anunciado hace un año pérdidas por más de 2.700 millones de euros debido a la cancelación de dos proyectos eólicos marinos en Estados Unidos
Estamos inmersos en un coctel explosivo para el sector que puede pasar de ser la estrella las renovables, de la última década, a un actor con un papel secundario. Europa ahora está en otra cosa. Vuelve a la energía nuclear y, sobre todo, su gran apuesta, su prioridad, (con los costes financieros que esto supone) es el rearme de los Estados, con una mega inversión en el sector de la Defensa, que nos va a hipotecar durante algunas décadas.
Porque, y hablando de ‘hipotecas’, el Viejo Continente ni se plantea un escenario similar al que le supuso, y le supone todavía, tener que asumir las considerables facturas del apoyo financiero a las renovables, sobre todo a las solares. Aquí en España sabemos bastante de eso. Basta recordar lo sucedido con el gigante Abengoa.
Pero no sólo son los Gobiernos, sino los propios movimientos ecologistas los que están en contra de la instalación de los enormes molinos de viento en el mar, por la destrucción que supone de los ecosistemas marinos.
Incluso un Trump, sorprendentemente verde, ha llegado a decir que los molinos “son un desastre económico y medioambiental. No quiero que durante mi Administración se construya ni uno solo (…). La energía más cara, sólo funciona con enormes subsidios gubernamentales, que ya no pagaremos”.
Europa ahora está en otra cosa. Vuelve a la energía nuclear y, sobre todo, su gran apuesta, su prioridad, (con los costes financieros que esto supone) es el rearme de los Estados
Según la Asociación Estadounidense de Energía Renovable, la energía eólica (incluida la marina) representa alrededor del 12% de la electricidad generada en Estados Unidos por renovables.
Y si hemos hablado de Orsted, vamos a hacer patria porque Iberdrola ha sido el referente de la energía denominada por los entendidos offshore: turbinas eólicas que aprovechan las corrientes de viento en alta mar y las transforman en energía eléctrica.
Por orden, y según señala Tancrede Fulop, analista senior de renta variable de Morningstar, el promotor eólico marino europeo y mundial es Orsted. “Actualmente está construyendo dos grandes proyectos en Estados Unidos (Revolution Wind y Sunrise Wind) para los que obtuvo la aprobación federal antes de las elecciones de Trump. El grupo abandonó dos proyectos estadounidenses y contabilizó deterioros masivos en el país desde 2023”.
El segundo mayor promotor es el alemán RWE. “Tiene un proyecto en desarrollo en EEUU del que es copropietario con National Grid, Community Offshore Wind. Sin embargo, no obtuvo la aprobación federal, por lo que está congelado por el momento”.
El tercero es Iberdrola. “Su negocio de energía eólica marina lo desarrolla con Copenhagen Infrastructure Partners. Actualmente, tienen un proyecto en construcción, Vineyard Wind 1, que debería entrar en servicio en 2025”.
“Los principales fabricantes de turbinas eólicas marinas, sin tener en cuenta a China , son Vestas, Siemens Gamesa y GE Vernova”.
En concreto y respecto a Iberdrola, su giro de 180 grados a favor de las nucleares, en sintonía con la Comisión Europea, es relevante. En el pasado foro de Davos, Ignacio Sánchez Galán defendió el mantenimiento de las nucleares, y el CEO, Mario Ruiz-Tagle pidió al Gobierno español una “reflexión sobre su cierre” y que tenga en cuenta el “agobio económico” de las centrales. Esta energía es “absolutamente necesaria” para “mantener la estabilidad y para mantener las luces encendidas”.
También, y volviendo a la eólica marina, Sánchez Galán se retrae en sus expectativas.
“La tecnología flotante es, hoy por hoy, complicada desde el punto de vista competitivo. Estamos trabajando en ella, pero su desarrollo es mucho más costoso que otras alternativas”, explicó Galán. En España, las condiciones del terreno agravan el problema: "El suelo marino es muy profundo. Estamos hablando de profundidades de hasta 1.000 metros, lo que obliga a recurrir a tecnología flotante, que hoy en día es considerablemente más cara y no está lo suficientemente desarrollada para ser competitiva en el corto plazo", en declaraciones a los medios durante la inauguración del parque eólico marino de Saint Brieuc, en la Bretaña francesa, que recoge El Periódico de la Energía.
Fue en 2021 cuando Iberdrola anunciaba el proyecto del primer parque eólico marino en España. Las comunidades candidatas para acogerlo eran, en aquel momento, la costa gallega, la costa andaluza y las Islas Canarias.
A día de hoy, la compañía trabaja en un proyecto piloto situado en Canarias.
“La tecnología flotante es, hoy por hoy, complicada desde el punto de vista competitivo. Estamos trabajando en ella, pero su desarrollo es mucho más costoso que otras alternativas”, asegura Sánchez Galán
Y como Iberdrola no es el caso de Orsted, y tiene mucho más diversificada su estrategia en renovables, “sus fundamentales son positivos”, a juicio de los expertos. Buenos resultados, pero, eso sí, con una deuda cada vez más abultada: beneficio neto récord de 5.612 millones de euros, un 17% más, en 2024, y una deuda neta ajustada que ha aumentado un 8,2%, hasta los 51.700 millones.
En lo que va de año, sube en Bolsa un 3% y, en los últimos doce meses, un 27%.
Algunos datos importantes sobre el sector de la eólica marina. ¿Cómo influirá la situación macro en su viabilidad? Los expertos consultados aseguran que “los tipos de interés y los precios de materias primas son claves para su desarrollo”, si tenemos en cuenta que los proyectos “se costean con un 60%-70% de deuda”.
En cuanto a los costes de construcción, el componente más caro de una planta eólica marina es la turbina porque está hecha principalmente de acero. “El alza en el precio del acero es un riesgo evidente. Y ahí va un dato: se ha multiplicado por tres en el último año”.
En 2024, Europa instaló 2,6 GW de nueva capacidad eólica marina, con proyectos clave en el Reino Unido, Alemania y Francia no alcanzó la previsión inicial de 3,8 GW por el aumento de costes, los obstáculos regulatorios y problemas en la cadena de suministros.
En total, Europa alcanzó 37 GW de capacidad eólica marina instalada.
China es el líder mundial en el desarrollo de eólica marina desde 2022 con una capacidad total de 41,5GW en funcionamiento y 6,3GW actualmente en construcción.
Pekín ha potenciado su industria con subsidios y una financiación de ‘bajo coste’.