Al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y al intervencionista Gobierno Sánchez no les preocupa el futuro de Talgo ni de sus 2.500 empleados directos. Esa es la cuestión más importante, tras el veto de la OPA del consorcio húngaro Ganz-Mavag por puro sectarismo ideológico, pero la que muchos parecen olvidar…

Sí, los espías han entrado en la ecuación, como apunta Cinco Días, el diario económico del grupo PRISA, que se ha erigido en gran portavoz mediático privado de Sánchez (el público es RTVE). Al parecer, su informe y otro del Consejo de Seguridad Nacional (que se reunió el lunes 26, presidido por Félix Bolaños y con la presencia de varios ministros), así como el informe de la Junta de Inversiones Exteriores, han llevado a que el último Consejo de Ministros (el primero, tras las vacaciones) acordara no autorizar la OPA de Ganz-Mavag sobre el fabricante ferroviario por “la protección de los intereses estratégicos y de la seguridad nacional de España”, como recoge el comunicado del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.

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Sorprende que, en esta ocasión, los espías alertaron de conexión rusa ante la OPA de Ganz-Mavag, consorcio participado en un 55% por la empresa ferroviaria húngara Magyar Vagon y en un 45% por la sociedad estatal húngara Corvinus. Recuerden que el CNI no advirtió de riesgo antes del atentado yihadista del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils, ni tampoco han estado muy despiertos para evitar la visita y la nueva fuga de Carles Puigdemont. A principios del pasado julio, en su primera comparecencia ante medios de comunicación españoles, András Tombor, dueño de Magyar Vagon y portavoz de Ganz-Mavag, subrayó que “no tenemos nada que ver con los rusos”, de hecho, fueron uno de los primeros en romper vínculos tras la invasión de Ucrania y el inicio de la guerra el 24 de febrero de 2022 al disolver su colaboración con una empresa. Tombor también subrayó que la OPA venía “sólo de inversores húngaros” y financiada por bancos húngaros. Además, añadió que dejó de trabajar para el Gobierno húngaro en 2002 y que “mi carrera y mi estilo de vida están lejos de la política, yo soy empresario”.

Tombor subrayó que la OPA venía “sólo de inversores húngaros” y financiada por bancos húngaros. Además, añadió que dejó de trabajar para el Gobierno húngaro en 2002 y que “mi carrera y mi estilo de vida están lejos de la política, yo soy empresario”

Conviene recordar, y el Gobierno Sánchez lo debería hacer más de una vez, que Hungría es uno de los 27 Estados miembros de la Unión Europea, pese a lo mucho que le tachan de ‘ultra’ a Viktor Orban. Por cierto, este último no sólo es el primer ministro de Hungría, sino que actualmente ejerce la presidencia de turno de la UE, y no dudó en viajar a Rusia, Ucrania y China (visitando a Vladimir Putin, Volodímir Zelenski y Xi Jinping) para hablar sobre las perspectivas de un acuerdo de paz. Sin embargo, no hay que olvidar que lo que de verdad molesta a Sánchez y a otros muchos que tachan a Orban de ‘ultra’ es que defiende los principios cristianos que España y la mayor parte de Europa ha preferido olvidar para acoger cada vez más los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM) -que se resumen en ideología de género (ahora sumando todo el tema trans) y ateísmo (llegando a incluir el satanismo)- y su último meneo de ideas (denominado woke).

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El pasado 3 de julio, Tombor insistió en que la OPA de Ganz-Mavag es “una inversión industrial, no política” que tiene el objetivo de “hacer de Talgo un actor más fuerte en el sector ferroviario” y resolver su “falta de suficiente capacidad industrial” con las ocho fábricas que tiene Magyar Vagon en Hungría y que tienen 2.500 empleados. Y es que el fabricante español cuenta con dos grandes plantas (una en Las Matas, Madrid; y otra en Rivabellosa, Álava) y otras 13 más pequeñas de mantenimiento (ocho en España, dos en EEUU, dos en Kazajistán y Uzbekistán).

La OPA de Ganz-Mavag es “una inversión industrial, no política” que tiene el objetivo de “hacer de Talgo un actor más fuerte en el sector ferroviario” y resolver su “falta de suficiente capacidad industrial” con las ocho fábricas que tiene Magyar Vagon en Hungría y que tienen 2.500 empleados

Tras el veto a su OPA, Ganz-Mavag ha anunciado acciones legales en España y en la UE, y la asociación de accionistas minoritarios Aemec recurrirá la decisión de Moncloa. Sin embargo, desde el Gobierno se insiste en defender dicho veto: este miércoles lo ha hecho el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, y que presidió la última reunión del Consejo de Seguridad Nacional, Félix Bolaños, destacado que así se “protege los intereses de España”, pero ¿y los de Talgo y sus empleados? Por su parte, desde los sindicatos, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha reclamado al Gobierno que explique su hoja de ruta sobre Talgo, tras el veto a la OPA húngara; y CCOO reclama que se aclare el futuro industrial del fabricante ferroviario. 

Sin reparos, desde el intervencionista Gobierno ha resurgido la alternativa chapuza: el fabricante ferroviario checo Skoda, que está en pérdidas y tiene siete fábricas. Eso sí, la maniobra se resume en no dejar comprar a los húngaros de Ganz-Mavag... y regalárselo a los checos de Skoda. Hace unas semanas, este último le propuso a Talgo una oferta de fusión, sin poner dinero encima de la mesa… y por ello el Gobierno le buscó socios (Criteria Caixa -que se resistió- y Escribano, entre otros). Resulta cuanto menos curioso que defiendan mucho que Talgo es una empresa estratégica y que tiene una tecnología única (la cual permite que los trenes se adapten a distintos anchos de vía dentro y fuera de nuestras fronteras), pero estén dispuestos a regalársela a los checos gratis. Desde el fabricante ferroviario se pidió más información a Skoda, pero este insistió en no lanzar una contraOPA, sino una combinación industrial... sin poner dinero ni tomar el control, a lo que el Consejo de Administración de Talgo respondió que “no es el momento adecuado para explorar posibles alternativas distintas a una oferta pública de adquisición competitiva que garantice los recursos financieros e industriales que permitirán a Talgo afrontar sus retos presentes y futuros”, convenciendo al mercado. Días más tarde, Skoda no descartaba evaluar una oferta en efectivo..., pero no se han conocido más detalles y se duda -y mucho- que sea tan generosa como la de Ganz-Mavag (619 millones de euros).

Ahora, tras el veto a la citada OPA, la primera consecuencia para Talgo y sus accionistas se ha visto en bolsa, donde el martes 27 perdió 50 millones porque la cotización cayó un 8,7%. Este miércoles, la acción sólo asciende un 0,64%, sin poder recuperar el terreno perdido.