Las empresas que cotizan en bolsa están obligadas a informar sobre su política de retribuciones, pero no lo hacen con toda la claridad que debieran, según el Informe Anual de Remuneraciones de los Consejeros (IARC), publicado este miércoles por la CNMV.
La institución que preside Rodrigo Buenaventura admite que, en líneas generales, la información remitida por las compañías ha mejorado, pero llama la atención sobre los sistemas de ahorro a largo plazo, las cláusulas de indemnización, los parámetros que deben alcanzar los altos ejecutivos para cobrar el variable e, incluso, a los instrumentos y forma de pago de ese variable. Según la CNMV, esa información no es suficientemente clara.
Más allá de cómo informan las compañías, lo que sí es una tendencia -¿por qué será?- es el rechazo cada vez mayor de los accionistas a las remuneraciones de los consejeros. Lástima que se trate sólo de una votación consultiva. Según el informe, en las juntas de 2022, en ninguna cotizada el voto negativo de los accionistas fue superior al 50%, pero en siete (Sabadell, CAF, Inmobiliaria Colonial, Miquel y Costas, Sacyr, Telefónica y Talgo), el porcentaje de rechazo fue superior al 25% y en una de ellas (Telefónica), fue del 42,9%.
Está claro que la sensibilización de los accionistas hacia la remuneración de los consejeros es cada vez mayor. Tal vez por eso el voto sólo es consultivo.
Para concluir, un dato que despierta cierta animadversión: los consejeros ejecutivos del Ibex cobraron 54 veces más que sus empleados, en 2022. ¿Y qué? Lo importante es que los empleados cobren un sueldo digno, no la diferencia con la retribución de los ejecutivos que, por cierto, cobran más porque asumen más responsabilidad. Lo que habría que comparar es su sueldo con el de puestos análogos en otros países de nuestro entorno. A lo mejor nos llevábamos alguna que otra sorpresa.