Ayer martes conocíamos el 'marrón' que Escrivá deja a Saiz: el gasto en pensiones asciende a 24.000 millones de euros, y hoy miércoles se difunde el dato adelantado del IPC de noviembre (3,2%).
Aunque hay que esperar a mediados de mes para conocer el dato definitivo de la inflación, sí que podemos adelantar cuánto subirán las pensiones el próximo año. Así, las contributivas crecerán un 3,8%. Por lo que, aproximadamente, podemos saber qué gasto llevará aparejada esta subida: 7.600 millones de euros, según el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social. Además, las pensiones no contributivas se incrementarán un 6,76%.
La subida está muy bien, todos somos partidarios de que suban las pensiones, que las personas mayores que han trabajado no pierdan poder adquisitivo, el problema es de dónde sale el dinero. A las puertas de que el Gobierno presente sus Presupuestos Generales para el 2024, el gasto en pesiones se come la gran partida presupuestaria, casi el 40%, pagada con el dinero de todos, claro está. Nadie quiere reducir las pensiones, pero nadie sabe cómo financiarlas... porque somos una población envejecida. Aceptémoslo: tenemos que bajar las pensiones porque no hemos tenido hijos, el sistema está quebrado.
Lo peor es que este nuevo subidón el Gobierno no se amortiguará con el subidón correspondiente de las cuotas sociales, que condena a España a ser el país con más parados de todo Occidente, de toda la OCDE, de toda la Unión Europea.
Y a no saber cómo pagar se suma un nuevo problema, si mi pensión sube más si no he trabajado que si he trabajado, ¿para qué voy a trabajar? Es decir, si suben más las pensiones no contributivas que las contributivas, ¿para qué cotizar?