Está siendo un ejercicio complejo para UBS, tras la caída y posterior adquisición de su rival Credit Suisse, que compró a instancias del Gobierno suizo por 3.050 millones de euros. Lo hizo, además, tras un mal comienzo de año, con menos ingresos, más gastos y un desplome del 52% del beneficio.
Pero todo eso ha quedado atrás, al menos aparentemente, tras registrar un beneficio de 29.235 millones de dólares hasta septiembre, casi cinco veces más que en el mismo periodo de 2022, logrado después de aumentar un 13% la cifra de negocio, hasta los 29.979 millones de dólares.
En definitiva, el negocio está creciendo, pero los costes de integración de Credit Suisse (2.003 millones de dólares) provocaron pérdidas de 785 millones en el tercer trimestre. Tranquilos (o no), porque la entidad que dirige Sergio Ermotti decidió emitir ‘cocos’ -miércoles 8- por valor de 3.500 millones con el objetivo de reforzar su ratio de capital tras la absorción.
Estamos hablando de una emisión en dos tramos, con opción de amortización a cinco años y a diez. En ambos casos, tras una demanda superior a los 36.000 millones de dólares, el cupón se fijó en el 9,25%, una rentabilidad nada desdeñable que asume UBS para digerir a su rival. Eso, tras el ajuste de más de la mitad de la plantilla de Credit Suisse, lo que certifica que en una fusión por absorción gana el CEO de la absorbente y pierden sus empleados, principalmente los de la absorbida.
Esto marcha.