Hablábamos ayer de la pugna existente en el seno del Nuevo Orden Mundial (NOM), entre Nueva York y Pekín, y del papel de George Soros, que ha pasado de defender el modelo chino -un país, dos sistemas- a atacar al gobierno de Xi Jinping por despreciar a las empresas privadas. No se engañen: Soros no está a favor de la libertad del hombre, sino a favor del control que las grandes corporaciones mundiales ejercen sobre el hombre.
Pero vamos con la noticia de este lunes: el gobierno chino obligará a Alibaba a segregar su aplicación de créditos y pagos, Alipay, con el objetivo de que el Estado entre en el accionariado de la compañía.
El pretexto oficial es la lucha del gobierno de Xi Jinping contra los monopolios tecnológicos que ponen en riesgo la privacidad de los datos de los usuarios. Pero, ¿de verdad alguien se cree que el Partido Comunista Chino vela por los usuarios? Efectivamente, a Xi Jinping le preocupa la privacidad: demasiada privacidad.