"Aristóteles decía que el coraje estaba a mitad de camino entre la resignación y la temeridad". Isidro Fainé sorprendía a todos con un discurso de clausura del Congreso de la Confederación Española de Ejecutivo y Directivos (CEDE), en principio, ajeno a la actualidad… si no se lee entre líneas.
A pesar de las tensiones existentes entre empresarios y gestores, cada día más alejados de Pedro Sánchez, Fainé sorprendió con un discurso en positivo. Y resulta curioso: es un hombre que repite que su mayor preocupación no es económica, sino la "descomposición moral" de la sociedad, eso que no se arregla ni con buenas leyes ni con eficiencia en la gestión.
En cualquier caso, Fainé volvió a recordar que la prioridad de un gestor es el cliente y que en las actuales circunstancias se precisa echar mano de las armas. Felicitó a los bancos centrales por las decisiones de política monetaria asumidas y pidió esa relación más fluida entre lo público y lo privado pero sin criticar al Gobierno Sánchez. Y créanme: no es tarea fácil.
En cualquier caso, lo más preocupante es... la descomposición moral de la sociedad.