Una cosa es segura: la crisis económica provocada por el confinamiento de la población poco o nada tiene que ver con la crisis financiera de 2008. Si entonces Europa rescató a las entidades, principalmente a las cajas de ahorro, en lugar de dejarlas caer, ahora se habla de pedir una ayuda global, para toda la economía.
Los préstamos ICO con aval del Estado (cubre entre el 60 y el 80% del préstamo) son una de las medidas más significativas del Gobierno de Pedro Sánchez. Ahora bien, el ICO -el Gobierno- necesita de las entidades financieras para hacer llegar esos préstamos a las pymes y a los autónomos, esto es, a la economía real.
En otras palabras, los bancos no sólo no son el problema, sino que son parte de la solución. Y una parte muy importante. Pero cuidado, porque los créditos ICO pueden ser un arma de doble filo si no se gestionan adecuadamente porque, aunque estén avalados por el Estado, siempre hay una parte del préstamo -entre el 40 y el 20%- que soporta la entidad. Dicho de otra manera: los impagos pueden disparar la mora de las entidades y, al mismo tiempo, no otorgar los créditos puede echar por tierra esa imagen de que la banca es parte de la solución.
Los créditos ICO pueden ser un arma de doble filo si no se gestionan adecuadamente
Con lo que sí están ganando puntos es con la medida de adelantar, primero, el cobro de la prestación por desempleo y, segundo, el pago de las pensiones.
Luego están los que piensan que la reputación de la banca sigue por los suelos. Es el caso de la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa. “Tampoco veo que la reputación esté mejorando”, afirmó durante la presentación de resultados del primer trimestre. Y es que, en todos los reconocimientos públicos que aparecen en los medios de comunicación, en ninguno de ellos aparecen empleados de banca trabajando en su oficina.