Sólo hay algo peor que darle un euro a un sindicato: permitirle gestionar fondos públicos. Ya saben el dinero público que presuntamente es de todos y, por tanto no es el dinero de los políticos.
Por eso, este fin de semana el diario El Mundo levantaba la liebre y el martes se sabía que el secretario general de UGT de Madrid, Luis Miguel López Reíllo, presentaba su dimisión, ¿Por qué? Pues porque denuncia que en UGT se han robado dinero del Fondo de Garantía salarial (FOGASA), dinero público para cubrir indemnizaciones y deudas pendientes con los trabajadores por parte de aquellas empresas en caída libre que no tienen para pagar sus deudas con sus empleados.
Lo curioso es que esos escándalos sindicales, casi siempre en contra de los trabajadores, a quienes se suponen deben defender, nunca trascienden, CCOO y UGT tienen bula. Si se tratara de partidos políticos, sobre todo de la derecha...