¿Qué habría pasado si no hubiera existido la pandemia? ¿Cómo habría sido el año y medio de Legislatura? Es inútil pretender responder, pero lo que sí conocemos es lo que ha ocurrido desde marzo de 2020 y el punto en el que nos encontramos actualmente. Tranquilos, no vamos a hacer ningún repaso: nadie merece ese castigo.
Lo que ha provocado el virus -mejor dicho, las restricciones de los gobiernos- es una crisis económica sin precedentes y que ha llevado al BCE a mantener los tipos de interés en el cero por ciento durante otros cinco años, según el consenso de mercado. El argumento de Fráncfort es sencillo: facilitar que los gobiernos se endeuden y destinen ese dinero a ayudar a familias y empresas.
El presidente del Gobierno está feliz: dejará una deuda impagable a sus nietos, pero él seguirá en Moncloa
Subir los tipos ahora sería catastrófico porque, al parecer, ahogaría la recuperación. Nadie lo discute, ni siquiera el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que, en sede Parlamentaria, corrigió al diputado de Vox, Rubén Manso, partidario de subirlos cuanto antes.
El Covid le ha venido fenomenal a Pedro Sánchez: tiene vía libre para endeudar al Estado y puede hacerlo con la seguridad de que los tipos no subirán durante el próximo lustro. El presidente del Gobierno está feliz: dejará una deuda impagable a sus nietos -a nuestros nietos-, pero él seguirá en La Moncloa.
No habrá negocio bancario hasta que el BCE no suba los tipos de interés. En otras palabras, habrá más despidos en el sector
Ahora bien, lo que es bueno para uno es malo -muy malo- para la banca. No nos engañemos: no habrá negocio bancario hasta que el BCE no suba el precio del dinero, aunque sea mínimamente. Y lo peor es que esa falta de rentabilidad se traducirá en más ajustes de plantilla. ¿Más todavía? Sí, más todavía. Ni Caixabank, ni BBVA ni Santander ni Sabadell podrán aguantar cinco años más sin recortar costes.
¿Y todo esto lo ha hecho el Covid? La pandemia es solo la excusa, porque los políticos irresponsables, como Sánchez, ya lo eran antes. Eso sí, con el coronavirus se han desmelenado.