La crisis del automóvil se agrava. Y es que la producción ha caído por primera vez respecto a 2020 por culpa de la falta de chips, las dificultades en la cadena logística, y el encarecimiento de la energía y de las materias primas.
En concreto, hasta octubre, la fabricación de coches ha descendido un 2,5% respecto a 2020, hasta 1,757 millones de unidades, y ha caído un 26,7% frente al mismo periodo de 2019, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). El descenso en los diez primeros meses respecto al año pasado no es baladí, pues hasta agosto la comparativa era favorable y mostraba una subida del 11% y también hasta septiembre con un incremento del 3,6%.
A la falta de chips, que según las últimas previsiones, no se solucionará hasta finales de 2022 o principios de 2023, también se suma la tendencia a la baja de los principales destinatarios europeos (Francia, Alemania, Italia y Reino Unido)
Estas cifras no son buenas y se conocen un día después de que trabajadores del automóvil se manifestaran ante el Ministerio de Industria exigiendo abordar los estragos del sector, que ha perdido 15.000 empleos desde el verano. A los problemas ya citados, entre los que el más destacado es la falta de chips, que según las últimas previsiones, no se solucionará hasta finales de 2022 o principios de 2023, se suma la tendencia a la baja de los principales destinatarios europeos de los coches de producción nacional: Francia (-30,7%), Alemania (-34,9%), Italia (-35,7%) y Reino Unido (-24,6%), con cifras menores a las de 2020 y a las de 2019, en línea con el comportamiento del mercado español (-20,5%).
Sólo en octubre, la producción automovilística ha caído un 37,9% respecto al mismo mes de hace un año, a 165.003 unidades. Por tipo de vehículo, la de turismos y todoterrenos ha sufrido el mayor desplome (-41,1%), con 111.829 unidades; y la de vehículos de cero y bajas emisiones (eléctricos -que no arranca en ventas-, híbridos enchufables, híbridos convencionales -llevan una pequeña batería que se recarga por el motor-, gas natural y gas licuado de petróleo -GLP-) han bajado un 24,3%, a 20.597 unidades, representando una cuota del 12,5% del total de la producción, mientras que en los diez primeros meses se ha disparado un 55,8%, a 201.949, con una cuota del 11,5%. Dentro de este último grupo, la producción de vehículo electrificado (eléctrico e híbrido enchufable -tienen una batería grande que se recarga por el motor de combustión y mediante un enchufe-) ha roto su tendencia mensual de crecimiento por primera vez, con una caída del 27,9% a 15.689 unidades en octubre, aunque acumula 163.133 (+70,8%) en lo que va de año.
La producción de vehículo electrificado (eléctrico e híbrido enchufable) rompe su tendencia mensual de crecimiento por primera vez, con una caída del 27,9%
Por su parte, la exportación de vehículos se ha desplomado un 38,2% en octubre, a 142.723 unidades, respecto a hace un año, y en los diez primeros meses, se han enviado fuera de nuestras fronteras 1,52 millones (-1,6%). Sólo en octubre, las exportaciones a destinos europeos, que representan el 65% del total, han caído un 45,2%, mientras que se han disparado las de Chile (+327,5%), Turquía (+271%), Australia (+180,8%) y Japón (+90%).
El director general de Anfac, José López-Tafall, ha referido que los malos datos de producción tienen “que servir de alerta para mostrar la complicada situación que atraviesa el sector de la automoción, tanto en el ámbito de fabricación como de mercado. Afrontamos, más allá de una necesaria recuperación, una transformación en el modelo de la movilidad tanto a nivel industrial como a nivel social. Es tiempo de actuar y de hacerlo de manera inmediata, como hemos pedido desde la industria. Es momento de actuar y España ha demostrado que su industria de la automoción tiene las herramientas y los mimbres para liderar esta transformación”. En línea con lo que hace unos días reclamaba José Vicente de los Mozos, presidente de Anfac y de Ifema, así como director mundial de Fabricaciones de Renault y su máximo responsable en España y Portugal, cuando alertó de que “los problemas de la industria se están agravando en un entorno de crisis, incertidumbre y falta de medidas contundentes para el apoyo a la industria”, criticando que no se aceptara la mejora de la fiscalidad para el uso de vehículos electrificados o la ampliación del plazo de adaptación del Impuesto de Matriculación a los nuevos tramos de emisiones de CO2 y la incertidumbre sobre la reforma laboral que “supone un riesgo grave en la competitividad de las fábricas españolas”.