La crisis energética y la guerra en Ucrania impulsan el carbón en Europa, pese a la histeria verde, y cada vez son más los países que aumentan el uso de esta energía que emite mucho CO2, lo que ha disparado su precio (hace unos días la tonelada superaba los 400 dólares -unos 390 euros al tipo de cambio actual). De hecho, Francia reabrirá la térmica Emile-Huchet, cerrada el pasado marzo, dentro de unos meses, según Les Echos. Todo esto en un contexto de precios altos de gas y en vísperas de que el Parlamento Europeo vote sonre la inclusión del gas y la nuclear en la taxonomía verde, algo que el PSOE rechaza.
El país que dirige Emmanuel Macron cuenta actualmente con sólo una térmica en funcionamiento: la de Cordemais, de 1.200 megavatios (MW). La de Le Havre está cerrada y se quiere instalar una planta flotante de gas natural licuado en sus instalaciones del puerto; y la de Provence se ha reconvertido a una planta de producción de biomasa, como recoge El Economista. Asimismo, la ley de ‘poder adquisitivo’ que prepara incluirá un apartado sobre soberanía energética con el que el Estado podrá intervenir las plantas de gas y el resto de infraestructuras gasistas este invierno en caso de crisis de suministro.
“#Francia declara la economía de #guerra y podrá intervenir las centrales de #gas.”
— Pedro Baños Bajo (@geoestratego) July 4, 2022
Reabrirá centrales térmicas (carbón).
Se empieza a hablar de requisas de dinero y bienes privados.
Pobres ciudadanos europeos.
Qué bien lo hemos hecho en #Europa!!https://t.co/uqWvp0MTTA
Macron, otro amigo del ecologismo, aumenta, por tanto, su apuesta por el carbón y el gas, pese a que emiten mucho CO2, porque el país no se puede quedar sin energía. Y mucho menos en estos momentos, cuando tiene la mitad de su parque nuclear (que es su principal fuente de energía) parado por labores de mantenimiento, argumento que usa la vicepresidenta ecológica española, Teresa Ribera, para insistir en el error de no retrasar el cierre de los reactores de nuestro país (previsto para entre 2027 y 2035), aludiendo a que dicha parada se debe a “razones de seguridad”.
Sin embargo, esto último no es del todo cierto y lo ha explicado maravillosamente Jóvenes Nucleares, la Asociación de jóvenes estudiantes y profesionales de la Sociedad Nuclear Española (SNE), en Twitter. En concreto, refirieron que ya se preveía menor producción nuclear este año por labores de mantenimiento rutinarias que se habían retrasado en los años del Covid y alguna parada podría ser más larga que una recarga convencional al coincidir con las revisiones periódicas de seguridad que pasan cada diez años. En una de estas revisiones, en la unidad 1 de Civaux se descubrieron defectos en las soldaduras (denominados Stress Corrosion Cracking -SCC-) de una línea del sistema de inyección de seguridad (llamado RIS). El SCC es un fenómeno menos común en nuclear que en otras industrias y puede provocar como máximo una penetración de 1 milímetro al año en una tubería que tiene 3 centímetros de espesor, además los daños son sólo en uno de los cuatro RIS que tiene el reactor y se tendrían que romper todos a la vez para perder la refrigeración. Por el SCC se decidió parar los reactores de Civaux, Chooz y Penly, todos de 1.450 MW, y otros tienen las paradas habituales por recargas que se están alargando para inspeccionar todas las soldaduras: en total, a finales de mayo estaban parados 29 de los 56 que tiene en total.
¡Jóvenes! Seguro que en las últimas semanas habéis oído alguna noticia sobre una crisis energética en #Francia, pero ¿sabéis qué está pasando en el país vecino? ¿tenemos que preocuparnos por la seguridad de los reactores franceses? ¿está su parque nuclear envejecido?
— Jóvenes Nucleares (@jjnucleares) April 19, 2022
¡HILO va!🧵 pic.twitter.com/V06fbeYTv7
Francia prefiere estar preparada y por eso no sólo toma medidas respecto al gas, sino también sobre el carbón. Una energía que también está viviendo un impulso en otros países europeos, como: Alemania, donde ya han empezado las restricciones de agua caliente en la región de Sajonia y que será el más afectado por el recorte de suministro del gasoducto Nord Stream que ha anunciado la gasista rusa Gazprom entre el 11 y el 21 de este mes por labores de mantenimiento; Austria, que ha pedido a la población que se prepare para ahorrar gas el próximo invierno; Países Bajos; Polonia; Grecia e Italia. España, por ahora, no se suma al impulso del carbón, energía que sólo ha generado el 3% de la electricidad en el primer semestre, según los datos de Redeia (antigua red Eléctrica). Y conviene recordar que nuestro país no tiene mucho margen para usar el carbón, al que le dirá adiós antes de 2030, porque ya ha cerrado 16 térmicas en la última década y sólo tiene cuatro en funcionamiento: la de As Pontes (La Coruña), que opera Endesa, espera recibir el visto bueno del Ministerio para la Transición Ecológica para echar el cierre este año, tras haberlo solicitado en 2019, pero hasta que llegue debe estar disponible; y las tres restantes las opera EDP -son las Aboño (Asturias), Soto de Ribera (también situada en Asturias y con el cierre solicitado) y Los Baños (Cádiz).