La imagen del ministro Óscar López llamando a los mutualistas a la tranquilidad recuerda a la escena de la orquesta tocando durante el hundimiento del Titanic. El modelo Muface está al borde de la desaparición, pero el ministro insiste -jueves 9- en renovar el concierto “con toda normalidad, como se ha hecho siempre”.
Va a ser que no, al menos en lo que a la normalidad se refiere, porque este jueves, DKV ha confirmado que no acudirá al nuevo concierto. De las tres compañías que participaban del anterior, Adeslas, DKV y Asisa, sólo resta por conocer la decisión de esta última. Todo indica que también se retirará porque no puede asumir ella sola a los 1,5 millones de mutualistas.
Desde luego, los argumentos de DKV son aplastantes. Y es que la aseguradora acumula pérdidas, antes de impuestos, de más de 70 millones de euros del último concierto y calcula que en 2024, ejercicio al que habría que imputar las pérdidas del nuevo contrato, por la normativa contable IFRS17, las pérdidas serían mayores, entre 70 y 100 millones de euros.
“Yo tengo la esperanza de verdad, todavía confío, y estamos hablando además con las aseguradoras y si no recuerdo mal el plazo termina el 14 (…) y espero, confío y deseo que se pueda renovar con toda normalidad el concierto como se ha hecho siempre”, afirmó López.
En otras palabras, la partida la está ganando la ministra de Sanidad, la comunista Mónica García, para quien el modelo de sanidad ideal es el público y ninguno más que el público. En el fondo, como buen comunista, García quiere cargarse la sanidad privada en su conjunto y Muface es sólo el primer paso.