La morosidad del crédito al consumo continúa en niveles elevados y en julio se situó en el 6,64%, frente al 6,43% de junio, según datos publicados este lunes por el Banco de España. Todavía no es un nivel de alerta roja, pero sí es lo suficientemente importante como para estar atentos a su evolución, porque la concesión de este tipo de préstamos continúa al alza y el saldo vivo ha superado los 100.000 millones por primera vez desde 2009.

Lo preocupante es que esto sucede en un contexto económico que no es el que pregona el Gobierno. España no va como un cohete -lo dijo Pedro Sánchez-, a pesar de que mañana martes revisará al alza la tasa de crecimiento para este año, del 2,4% al 2,7%. La economía española está dopada por las subvenciones y el consumo públicos, un modelo insostenible en el tiempo porque exige impuestos elevados y la clase media española ya no aguanta más.

Por eso, hay que estar atentos a la evolución de la morosidad del crédito al consumo porque, si la situación no mejora, seguirá aumentando, toda vez que la concesión de estos préstamos continúa al alza -en mayo se dispararon un 7,18%-.

Cosa distinta es la morosidad bancaria, que en julio volvió a reducirse hasta el 3,4%, frente al 3,6% de junio. Qué lejos queda ya el 13,62%, el máximo registrado en 2013. Menos mal.