Danone no cuida sus orígenes. Ese puede ser el mejor resumen de lo que ocurre con el cierre de la planta de Parets del Vallès (Barcelona) bajo los argumentos de “racionalización” y de “ganar eficiencia”, es decir, reducción de costes, pero ha pactado prejubilaciones, indemnizaciones y recolocaciones. Ya saben, ninguna de estas tres cosas son nada baratas.

Recuerden que la empresa francesa de productos lácteos y de origen vegetal, nutrición especializada y agua nació en 1919 en nuestro país, cuando Isaac Carasso empezó a vender yogures en la Ciudad Condal. Hace poco más de dos meses, anunció el cierre de la planta de Parets del Vallès, lo que provocaría 157 despidos, y al final, se saldrá con la suya, a pesar de las manifestaciones en contra (incluyendo el lanzamiento de yogures y huevos contra la sede de Danone, en Barcelona, y de una huelga de 11 días.

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Por si esto no fuera bastante, al mismo tiempo que hablaba de cierre, subrayaba su compromiso con la reindustrialización en España. ¡Prrrr…! Claro que el tema de reducir costes también obedece a un contexto de caída de ventas, principalmente por el alza de las marcas blancas, que también están notando otras compañías (entre ellas, Pascual, y que preocupa a su presidente, Tomás Pascual). Cabe recordar que el cierre de Parets del Vallès supondrá el traslado del 90% de su producción a la planta de Aldaya (Valencia) y del 10% a Bélgica, y que es el segundo cierre en los últimos años en nuestro país, tras el de la fábrica de Sales (Asturias), la cual tenía 80 empleados. De esta forma, Danone sólo contará con dos plantas de producción de lácteos y de origen vegetal en nuestro país (la de Tres Cantos, en Madrid; y la de Aldaya, en Valencia), a las que se suman: tres fábricas de envasado y tres manantiales (Lanjarón, en Granada; Sigüenza, en Guadalajara; y San Hilario Sacalm, en Gerona); dos centros de I+D (Barcelona y Madrid), tres oficinas (Barcelona, Madrid y Tenerife); y una planta del proyecto ReNueva -donde recupera envases de plástico- en Barcelona. En total, emplea a unas 2.000 personas en nuestro país, donde lidera el mercado de yogur, pese al auge de la marca blanca del que tanto se queja, y donde ha sido multada por cártel lácteo junto a otras compañías.

Tras los cierres de Salas (Asturias) y Parets del Vallès, Danone sólo contará con dos plantas de producción de lácteos y de origen vegetal en nuestro país: la de Tres Cantos (Madrid) y la de Aldaya (Valencia)

 

Respecto al cierre de Parets del Vallès, Danone ha logrado un preacuerdo con los sindicatos para bajar la persiana el 31 de diciembre de este año, prorrogable al primer trimestre de 2025. Será a cambio de prejubilaciones para empleados mayores de 55 años, cuya retribución aumentará de forma progresiva al 100% del salario a partir de los 63 años; y para el resto, indemnización de 45 días de salario bruto por año trabajado hasta el 11 de febrero de 2012 y de 33 días por año a partir de dicha fecha, con un máximo de 24 mensualidades, y algunas compensaciones de antigüedad y dedicación. A esto se sumará un plan de recolocaciones en otras plantas, como la de Aldaya, para 37 empleados, incluyendo ayuda económica y apoyo para encontrar vivienda, centro educativo para los hijos, etc. Además, si se vende la planta de Parets del Vallès, los trabajadores de Danone tendrán prioridad para unirse al nuevo proyecto.

Paralelamente, ha obtenido permisos regulatorios para vender el negocio de productos lácteos en Rusia (8.000 empleados y 12 plantas) a la empresa láctea rusa Vamin R LLC por unos 178 millones de euros. Una noticia de impacto limitado, según los analistas del Banco Sabadell, porque Danone ya empezó a desconsolidar este negocio, tras la toma de control de la gestión por parte del Gobierno ruso el pasado mes de julio. Claro que esto no ha recibido aplauso bursátil, donde pesa más el cierre de la planta barcelonesa: la cotización baja más de un 2% en el último mes y casi un 1% en lo que va de año.

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Cierres para reducir costes en un contexto en el que a Danone se le atragantan los resultados (el beneficio baja un 8% en 2022 y mantiene estables los ingresos, pese a subir precios). Eso sí, esto no repercutirán en el dividendo, que se elevará... porque debe tener contentos a los fondos y más en esta multinacional, donde Bluebell y Artisan fueron muy activistas y llegaron a provocar cambios en la cúpula: en concreto, la marcha de Emmanuel Faber del puesto de CEO y días después de la presidencia, así como la llegada de Antoine de Saint-Affrique a la silla de CEO hace casi tres años. Y ojo, porque con el adiós de Faber se puso en marcha un plan de ajuste mundial denominado ‘Local First’, con el objetivo de “ganar agilidad para adaptarse a las tendencias de consumo y responder a las necesidades del mercado” y que ha implicado 1.850 despidos en oficinas centrales y locales, por debajo del máximo previsto en un principio -2.000 personas, el 2% de la plantilla global-.