La economía española terminó el año 2023 con un déficit público de 53.556 millones de euros, lo que supone el 3,66% del Producto Interior Bruto (PIB), en comparación con el 4,7% del año anterior. Todo ello gracias a una recaudación récord de 271.935 millones de euros.
Este dato supone una mejora también respecto al objetivo del Gobierno comunicado a Bruselas, que era del 3,9%.
Aunque todavía se encuentra lejos del 3% del PIB exigido por las reglas fiscales de la Comisión Europea.
En rueda de prensa, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha destacado que el déficit público ha caído 6,4 puntos desde el máximo que se alcanzó en 2020 (el 10,12% de déficit), tras el estallido de la pandemia: "Esta mejora del saldo fiscal se ha conseguido sin aplicar recorte alguno en los servicios públicos, sino todo lo contrario".
"Estamos ante la mayor reducción del déficit público de nuestra historia y además esto se ha producido con unas reglas fiscales en suspenso", ha proseguido Montero.
La ministra de Hacienda, por supuesto, se ha mostrado eufórica: “España ha seguido reduciendo su déficit, avanzando en el saneamiento de las cuentas públicas y reforzando la estabilidad del país".
Ya que esta reducción del déficit -según ha explicado-- se ha conseguido incluso habiendo dedicado 120.000 millones de euros para hacer frente a los efectos de la pandemia y de la guerra en Ucrania (descontando avales y préstamos).
Más en detalle, en ese 3,66% de déficit del PIB, un 2,11% corresponde a la administración central; un 0,91% a las comunidades autónomas (medio punto de PIB por encima del objetivo asignado, del 0,3%), un 0,56% a la Seguridad Social, mientras que los ayuntamientos sufrieron un déficit del 0,09% del PIB (frente al superávit previsto del 0,1% del PIB,).
Por todas estas cifras, la vicepresidenta del Gobierno ha augurado que la legislatura "va a ser larga".
En definitiva, el déficit público bajó hasta el 3,66% del PIB en 2023... gracias a que Marisu nos fríe a impuestos: recaudó, sólo en IRPF, un 10% más. La propia titular de Hacienda reconoce que un tercio del incremento se debe a la no deflactación de tarifa.