El ‘desastre’ de Óscar Puente se refleja a la perfección en Talgo. Desde hace meses, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible ha insistido en el intervencionismo empresarial que tanto gusta al Sanchismo en todo lo relacionado con el citado fabricante ferroviario. Sin embargo, hasta ahora el resultado no es bueno, sino una ruina como operación empresarial y un fracaso como operación política.
Puente olvida que es, sobre todo, un problema financiero: el fondo Trilantic quiere irse de Talgo con plusvalía y pide lo mismo que ofrecía el consorcio húngaro Ganz-Mavag (5 euros por acción). Recuerden que el Gobierno vetó su OPA a finales de agosto... por razones de seguridad nacional (algo donde el CNI tuvo mucho que ver). Más bien fue por puro sectarismo ideológico, pues en Moncloa no gustan nada los ‘ultras’ del país de Viktor Orban,... e incluso se buscó al fabricante ferroviario checo Skoda pese a estar en pérdidas (y a su matriz, PPF Group) con la idea de forzar a Criteria Caixa a entrar en Talgo, pero no hubo suerte. Desde entonces, el Gobierno ha seguido buscando socios, como el fabricante ferroviario polaco Pesa o incluso el indio Jupiter Wagons, pero por ahora la siderúrgica vasca Sidenor parece mejor situada.
Esta siderúrgica que preside José Antonio Jainaga recibió la visita y los elogios de Puente, y quiere hacerse con el 29,9% de Talgo, pero el problema es que ofrece 4 euros, un 20% menos que los húngaros... y Trilantic quiere más. En el entretanto, Talgo no sólo es presa del intervencionismo empresarial sanchista sino también del que practica el gobierno vasco: ambos buscan tomar posiciones, a través de la SEPI y de Finkatuz, respectivamente. Además, el PNV también está dispuesto a contribuir en el esfuerzo financiero a través de las fundaciones bancarias BBK, Kutxa y Vital (que son dueñas de Kutxabank, un banco que, curiosamente, es el segundo accionista del fabricante de trenes y autobuses vasco CAF)... y el lehendakari, Imanol Pradales, quiere que la sede de Talgo esté “en Euskadi” y no en Madrid. Este martes, el consejero de Industria, Transición Energética, y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, ha señalado que “están a una” con el Gobierno central en la apuesta por un proyecto industrial para Talgo.
El ministro Puente olvida que esto es un problema financiero: el fondo Trilantic quiere irse con plusvalía. Y los problemas financieros no se solucionan con prejucios ideológicos. Además, cambia al presidente de Renfe en plena crisis reputacional, sin llegar aún a París ni meter en vereda a Ouigo, y presumirá de modelo ferroviario en Londres
En el entretanto, no olviden que Ganz-Mavag ha recurrido ante el Tribunal Supremo el veto del Gobierno a su OPA sobre Talgo... y el Gobierno sigue pensando en Criteria como socio financiero, aunque el holding que preside Isidro Fainé y tiene como CEO a Ángel Simón sigue resistiéndose. También está la sospechosa actitud del ministro Puente con Talgo, dado que como cliente le critica para ocultar el desastre de Renfe e incluso permite que este último le multe por los retrasos en las entregas de los trenes Avril, y como regulador alaba su tecnología de cambio de ancho de vía, pero quiere que los aliados de Sidenor compren barato... y no se les vaya de precio. Por tanto, no sólo ha paralizado Talgo y le ha multado, sino que ha subvertido a los organismos reguladores de nuestro país (al hilo de la OPA húngara) y encima ha buscado nuevos socios y aliados políticos que ofrecen menos dinero y continúa presionando a otros (Criteria) que no quieren entrar en el fabricante ferroviario.
Y por si lo anterior no bastara, Puente ha cambiado al presidente de Renfe en plena crisis reputacional: el economista Raül Blanco dará el testigo al ingeniero Álvaro Fernández Heredia (en la imagen de la derecha), que hasta ahora era secretario general de Movilidad Sostenible del Ministerio (un cargo para el que se ha elegido a la ingeniera Sara Hernández del Olmo). Fernández Heredia es un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y Doctor en Infraestructuras de los Transportes con más de 20 años de experiencia en el sector de la movilidad y el transporte, y también ha sido profesor universitario e investigador. Dentro de las Administraciones Públicas, fue director gerente de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) entre 2015 y 2019, cuando Manuela Carmena fue alcaldesa de la capital, y después fue gerente de la sociedad municipal Autobuses Urbanos de Valladolid (Auvasa) entre 2019 y 2023, coincidiendo con los últimos cuatro años de Puente como alcalde de la capital castellanoleonesa,... y además, lo compaginó con el cargo de vocal del Consejo Asesor del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana desde 2021, como se puede ver en su perfil de LinkedIn. En marzo de 2024, se convirtió en secretario general de Movilidad Sostenible del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que lidera Puente desde noviembre de 2023, y ahora ha sido ascendido a presidente de Renfe.
Lo primero que le toca afrontar es la crisis reputacional del operador público ferroviario, que soporta la creciente competencia de Ouigo e Iryo en alta velocidad: los franceses han inaugurado los servicios comerciales en la ruta entre Madrid, Córdoba y Sevilla, mientras Renfe aún no ha conseguido volver a llegar a París (algo que se barajaba para el verano de 2024... y después para el final de ese año). A pesar de las críticas y las amenazas de Puente a Ouigo por competencia desleal al vender a pérdidas, ni la CNMC ni Bruselas le han metido en vereda. Y ahora encima, el ministro viajará a Londres para presumir de modelo ferroviario en Londres y ofrecer la experiencia de nuestras empresas. No olviden que para Puente no hay caos ferroviario, sino que “el tren vive en España el mejor momento de su historia”, pese a “retos, problemas, carencias y deficiencias”. Y por cierto, el Consejo de Ministros de este martes ha aprobado licitar por 660 millones de euros el mantenimiento de 11.500 kilómetros de la red ferroviaria convencional y ancho métrico.