La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha trastocado los planes de la banca española, que se las prometía muy felices con la subida de tipos anunciada -de aquella manera- por el BCE, para contener la inflación. Quien más quien menos se había imaginado el resurgir del negocio bancario a finales de 2022 o principios de 2023.
Pero no será así, ante la desesperación de los banqueros españoles que ya han probado de todo para ganar rentabilidad por otras vías: seguros, activos fuera de balance, ROF (resultado de operaciones financieras)… y otras más traumáticas como ajustes masivos de plantilla y cierre de oficinas.
¿Qué hacer ahora ante el retraso del BCE? Urge recuperar el beneficio por acción, tan castigado durante los últimos ejercicios.
Caixabank ha sido el último en anunciarlo: amortizará hasta el 10% de su capital social, es decir, reducirá el número de títulos en circulación, lo que supondrá una revalorización de las mismas. Es una manera de premiar a los accionistas, además del dividendo, pero, tiene dos consecuencias: la primera, más inmediata, es que supone una salida importante de caja. Cuesta mucho dinero. La segunda, más a medio y largo plazo, es que es pan para hoy y hambre para mañana. Es decir, no soluciona el verdadero problema de la banca doméstica: los tipos de interés negativos.
BBVA fue el primero al anunciar una recompra de acciones por 3.500 millones de euros, tras la venta de su filial en EEUU. El Santander le siguió y amortizará títulos por 1.700 millones de euros.
Caixabank ha sido el tercero en anunciar -lo aprobará la Junta de Accionistas- esta medida que, por cierto, choca frontalmente con el estilo de José Ignacio Goirigolzarri, más pegado a la banca doméstica que a estas prácticas más propias de banca de inversión.
Si los resultados bancarios de 2020 estuvieron marcados por las provisiones millonarias para cubrir la morosidad futura, los de 2021 los fueron por la liberación de esas mismas provisiones. Pero el negocio puramente bancario no ha mejorado. Tampoco lo hará tras la recompra de acciones, pero en todo caso los bancos tendrán que repartir el dividendo entre menos.