Escribo a la espera de la decisión, hoy jueves, del Banco Central Europeo (BCE), pero lo cierto es que la Reserva Federal norteamericana ya anunció el miércoles 3 de mayo la subida del precio oficial del dinero en un 0,25%, en Estados unidos, hasta el 5%. Se supone que, a partir de ahora, Jerome Powell y sus amigos consideran que la lucha contra la inflación aún no ha terminado en victoria.
Un buen gobernante no es sino aquel que gasta lo que ingresa, ni un euro más
Primera aclaración: que el dinero valga un 5% y no un 0% es bueno, porque la excepción histórica del dinero gratuito no hacía otra cosa que devaluar el conjunto de la economía mundial. Esa es la razón, por ejemplo, de la sensación generalizada, y cierta, de que nuestros padres cobraban menos sueldo pero les daba para mucho más... y esto en años de inflación cero y en años de precios al alza. Lo malo no es el IPC sino un coste de la cesta de la compra y de los servicios básicos que, suban o no suban, resultan prohibitivos.
Además, el dinero gratis promociona y alecciona a los político irresponsables, del tipo Pedro Sánchez, que se mantienen en el poder a costa de endeudar a sus ciudadanos por décadas. A ese precio, no han hecho otra cosa que emitir deuda pública.
Dicho de otra forma, el dinero no puede no valer nada o, no sirve como instrumento de canje y elemento liquidativo de deudas... que es para lo único que sirve el dinero. El dinero gratis devalúa el conjunto de la economía mundial, además de promocionar que ningún emprendedor o ninguna multinacional funcione con fondos propios -que es lo suyo- y no con un endeudamiento que acaba por asfixiar a toda empresa o volverla ingobernable.
En resumen, los tipos cero devalúan la producción de bienes y servicios y, a la postre, las rentas. Lo único que puede crear es inflación.
Que el dinero suba al 5% no provoca ninguna crisis bancaria: ¿cómo va a perjudicar a los bancos si, gracias a ello, están dando beneficios récord? Sólo están quebrando las entidades que especulan con deuda pública
Vamos con los políticos irresponsables. amante de la emisión de deuda pública sin límite. Un buen gobernante no es sino aquel que gasta lo que ingresa, ni un euro más. Si esos políticos se ven obligado a emitir al 5% y no la 0%... tendrán más dificultades para emitir y se dedicarán, no a comprar votos cautivos, endeudando a nuestros hijos, sino a lo que se tienen que dedicar: a hacer la vida más fácil a la gente, reduciendo impuestos y reduciendo el cáncer del gasto público.
Otra declaración: no, esta no es una crisis bancaria es una crisis de deuda. Los que están cayendo son los bancos que se dedican a lo que no deberían dedicarse: a especular con deuda.
Por tanto, es bueno que el dinero se sitúe en el 5% y no es cierto que eso perjudique a las entidades y haya provocado una crisis bancaria: ¿cómo les va a perjudicar si, gracias a ello, los bancos están dando beneficios con los que no soñaban dede 2016 en que comenzó la era de los tipos bajos?
Los malos no son los banqueros, son los políticos irresponsable que emiten deuda pública sin parar para mantener un voto agradecido y cautivo, esto es, para mantenerse en el poder.
Necesitamos volver a la propiedad privada. Eso sí, a la propiedad privada pequeña: esto es lo solidario. Y va a costar. Llevamos desde el año 2000, convencidos de que lo público es lo bueno y lo solidario: ¡mira que somos idiotas!
Y si los bancos quiebran, que quiebren: se les deja quebrar, que los accionistas y bonistas lo pierdan todo y que el depositante recupere su dinero. Por cierto, podrían aprovecharse los actuales beneficios bancarios conseguidos gracias a esa subida del precio del dinero, para obligarles a dotar con mayor rapidez un fondo de garantía de depósitos. Y el que no lo dote, no puede ser banquero. Eso es mucho mejor que el impuesto especial a bancos y eléctricas, que no sólo es injusto sino, además, estúpido, dado que grava los ingresos.
Ahora bien, ese no es el problema: el reto consiste en que los políticos dejen de emite deuda y, para ello, deben resucitar el gasto público. En definitiva: tenemos que acabar, al menos reducirlo drásticamente, con el Estado dle Bienestar. Lo público sí es de alguien: es de los políticos que nos han robado nuestra propiedad privada. Hay que volver a la propiedad privada. Eso sí a la propiedad privada pequeña, convenientemente repartida: esto es lo solidario.
Va a costar. Llevamos desde el año 2000, casi un cuarto de siglo, convencidos de que lo público es lo bueno y lo solidario: ¡mira que somos idiotas!