Siemens Gamesa hace tiempo que no gira, como sí hacen las palas de sus aerogeneradores, y ahonda en su crisis, como se puede ver en los resultados de los nueve primeros meses (octubre a junio) de su ejercicio fiscal, mientras crece la desvergüenza alemana. En concreto, ha triplicado pérdidas, ha sumado otro profit warning (rebaja de previsiones) y acometerá nuevos miles de despidos.
El fabricante de aerogeneradores -antes español y desde hace unos años alemán- ha tenido pérdidas de 1.226 millones de euros frente a las de 368 millones de hace un año, y de las que 446 millones han correspondido a su tercer trimestre fiscal (abril a junio). El beneficio operativo (Ebit) pre PPA y costes de integración y reestructuración ha sido negativo de 957 millones, suponiendo un margen Ebit del -14,8%. Por su parte, las ventas se redujeron un 12%, a 6.442 millones, y la deuda financiera neta se ha elevado en 1.437 millones en un año, pasando de 838 millones a 2.275 millones, aunque la compañía destaca que tiene 4.450 millones en líneas de financiación autorizadas y una liquidez total de 3.036 millones. Eso sí, en el tercer trimestre fiscal ha crecido en pedidos por 3.523 millones, 2,3 veces más que hace un año, repartidos entre eólica marina (offshore), terrestre y servicios, y elevando la cartera de pedidos a un récord de 33.980 millones.
A Siemens Gamesa le sigue pasando factura la volatilidad del mercado y los retrasos en la cadena de suministro, así como los retos internos de su negocio de eólica terrestre (también denominada onshore), y este delicado escenario le llevó incluso a la venta de 3.900 megavatios (MW) de proyectos eólicos en desarrollo, que es su negocio principal, el pasado abril. Ante los malos resultados, anuncia una nueva rebaja de previsiones… y ya lleva tres en menos de nueve meses: ahora espera un margen Ebit del -5,5% en lugar del -4%, por fallos de componentes y reparaciones en modelos previos de plataformas onshore.
El pasado 24 de mayo, Eickholdt sólo refirió ajustes en puestos directivos (-30%) y que y no se preveían despidos. Pero ahora hay cambio: se prevé un nuevo recorte de plantilla y subraya que necesitan renegociar contratos con sus clientes por el alza de precios energéticos y de materias primas
La compañía presume de que “toma medidas inmediatas para estabilizar el negocio y acelerar la creación de valor a largo plazo”, pero esto supone más desvergüenza alemana. Recuerden que Siemens Energy ha lanzado una opa para hacerse con 32,9% del capital que no controla y excluirla de bolsa (donde hasta principios de mayo acumulaba una depreciación del 46% en el último año y que ahora es del 26%)… y que supondrá más deuda, con la que espera resolver la crisis que el fabricante de aerogeneradores atraviesa desde 2020. Asimismo, destaca que “en el marco del programa estratégico Mistral, la compañía ha puesto en marcha un nuevo modelo operativo, que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, con una estructura simplificada y más ágil”.
No olviden que hasta ahora, se llegó a rumorear que se podría plantear un traslado de la sede a Alemania, un movimiento que llegaría tras otros dolorosos en España: en 2020 no tuvo reparos en acometer cierres de fábricas y despidos ni en traicionar al ‘batzoki’ llevándose la sede ejecutiva a Madrid hace unos meses. El CEO de Siemens Energy, habló de “optimización estructural”, pero con la previsión de mantener la sede en Zamudio (Vizcaya)… quizá tras haber recibido un toque del nacionalismo vasco. En el ‘Capital Markets Day’ de Siemens Energy celebrado el pasado 24 de mayo, donde participó el CEO de Gamesa, Jochen Eickholdt, no se dieron muchos detalles sobre los ajustes, salvo que se reducirán los puestos directivos un 30% y no se preveían despidos. Pero todo esto ha cambiado ahora, pues ya prevé un nuevo recorte de plantilla: aunque los detalles se sabrán el próximo 1 de octubre, Reuters ha apuntado que podrían ser 2.500 despidos, dentro de una plantilla que asciende a 27.380 trabajadores (4.700 en España), y el propio Eickholt ha hablado de “diferencias entre las capacidades que se necesitan y las que se dan” y de “costes estructurales que son desproporcionados”, pero se reforzarán los equipos de COO (Chief Operation Officer) y CTO (Chief Technology Officer). Además, necesitan renegociar contratos con sus clientes por el alza de los precios energéticos y de las materias primas, porque la expectativa para el año fiscal 2023 es que seguirán encareciéndose.