Desde el otro lado del océano Atlántico ha quedado patente la doble vara de medir de Luiz Inácio (más conocido como Lula) da Silva, el presidente de Brasil, cuando se han cumplido dos meses de su toma de posesión. Y es que no ha tenido el más mínimo reparo en criticar que Petrobras vaya a proponer el reparto de 215.000 millones de reales brasileños (unos 39.000 millones de euros, y que se traducirá en 0,50 euros por acción que se abonarán en dos pagos de 0,25 euros) en dividendos a la asamblea general de accionistas que celebrará el próximo 27 de abril, pero ha omitido que el Estado brasileño se beneficiará de esto, pues controla el 36,6% de la petrolera. ¡Olé!
Lula da Silva ha señalado que “Petrobras se ha dedicado a agraciar a sus accionistas con una cifra total de más de 215.000 millones de reales. Con un beneficio tan elevado ¿cuánto ha invertido la compañía en el país? Casi nada”. En su opinión, ese reparto de dividendo “no se puede aceptar” y critica que se haya optado por esa opción en lugar de realizar mayores inversiones en la economía y en la industria del país. Y con bastante demagogia, ha subrayado que las empresas y los bancos deben pensar primero en su país y más tarde en su beneficio propio, ojo, no vaya a tomar ideas de los impuestazos del Gobierno Sánchez (a los ricos, a las energéticas y a los bancos), pues no hay que olvidar el efusivo y cercano saludo que le hizo Yolanda Díaz (Yolandísima) en su investidura. “Sin inversiones, no hay riqueza. Este Gobierno dará certeza que vamos a volver a invertir para generar empleos, crecimiento y una mejor distribución de la renta”, ha añadido, tras conocerse que el PIB de Brasil creció sólo un 2,9% en 2022, frente a la subida del 5% que tuvo en 2021.
Petrobras ha aprovechado el alza de precios del crudo y del gas natural en 2022, al igual que han hecho otras compañías de su sector, y también la demanda continuada, pese al impacto de la guerra en Ucrania (Europa es su principal mercado), logrando unos resultados “excelentes”, según Rodrigo Araujo, su director financiero. El beneficio neto se ha disparado un 84,3%, a unos 34.490 millones de euros, y el resultado bruto de explotación -ebitda- se incrementó un 38,7%, a 66.442 millones. Por su parte, los ingresos han crecido un 48,2%, a 117.158 millones, por el encarecimiento del barril de Brent y del gas natural (+43%). Además, las inversiones han ascendido a 9.269 millones (+12,3%), aunque a Lula da Silva le hayan parecido poca cosa, y la deuda bruta se ha reducido un 8,4%, a 50.653 millones. Unas cifras que en gran medida han mejorado las que obtuvo en el primer semestre.