Électricité de France (EDF) ha vuelto a números negros en 2023, tras el pinchazo que registró en 2022 registrando pérdidas récord. ¿El motivo? La recuperación del parque nuclear francés, pues el año anterior muchos reactores estuvieron parados por defectos y revisiones. Eso sí, el proyecto de la central nuclear de Hinkley Point C en Reino Unido le está saliendo muy cara: elevados sobrecostes y años de retraso.
La eléctrica propiedad del Estado francés (ha sido re-nacionalizada por el Gobierno que lidera Emmanuel Macron) ha descendido sólo un 2,6% sus ingresos, a 139.715 millones de euros, porque ha pesado más el aumento de la generación de luz a través de la energía nuclear y por tanto de luz para vender que la bajada del precio de la misma. Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ha pasado de 5.000 millones negativos a 39.927 millones positivos, gracias al buen comportamiento del negocio en Francia y al de sus filiales en Reino Unido e Italia; mientras la aportación de renovables sólo fue de 932 millones (+3%).
El beneficio neto de EDF se ha disparado a 10.016 millones en 2023, muy lejos de las pérdidas históricas de 17.940 millones del año precedente. Asimismo, la deuda ha bajado en 10.000 millones, hasta 54.400 millones. Y todo ello, a pesar del deterioro contable de 12.900 millones por el menor valor de activos de Hinkley Point C, que debería haber empezado a operar en 2023 pero que no lo hará, al menos, hasta 2029, a pesar de los hitos de los que EDF presumía hace casi un mes. Luc Rémont, consejero delegado de EDF, ha señalado que están conversando con el Gobierno británico que lidera Rishi Sunak y otros inversiones sobre la financiación a largo plazo de dicha central que aún considera un proyecto rentable, pero en el que hasta el momento ha tenido que invertir mucho más de lo previsto.