En diez años, el número de entidades financieras se ha reducido un 30% en España -con mención especial para las cajas de ahorros, de las que solo han sobrevivido dos y otras siete se han transformado en bancos-, el número de sucursales ha disminuido más de un 40% (unas 20.000), y hay unos 90.000 (-30%) empleados menos en el sector.

Son datos ya conocidos y que recordó el viernes Margarita Delgado durante su intervención en el VIII Foro Empresarial organizado por el Diario Vasco, Laboral Kutxa y EY. “Pese a que el esfuerzo ha sido evidente, es posible que el proceso de consolidación no se pueda dar todavía por finalizado”, señaló la subgobernadora del Banco de España, que es una manera elegante de decir que habrá más fusiones en nuestro país.

Se da la circunstancia de que esta misma semana, el fondo Oceanwood compró más acciones de Liberbank, de tal manera que aumentó su participación en el banco hasta el 17,5%, desde el 17,1% anterior. No es mucho, ciertamente, pero un fondo como Oceanwood no compra acciones de un banco -ni de cualquier compañía- si no ven probable una subida de la cotización como la que se produjo, por ejemplo, cuando Liberbank y Unicaja anunciaron su noviazgo: la primera se disparó un 13,9% en bolsa y la segunda, un 15,9%.

Al margen de las fusiones, lo cierto es que algo está cambiando en el sector financiero, y no solo en España. En su primera comparecencia como presidenta del BCE, y aunque no concretó las medidas, Christine Lagarde anunció el viernes una “revisión estratégica” de la política monetaria, algo que, sin ser mucho, contrasta con la visión continuista que mostró cuando fue examinada para el cargo.

En esta línea, el viernes 15, el ex gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), exgobernador del Banco de España y actualmente consejero del BBVA, Jaime Caruana, alertó sobre el aumento de la deuda soberana y empresarial, movimiento alentado por los tipos de interés negativos. “En el mundo hay más deuda ahora que antes de la crisis. El problema de los intereses bajos es que necesitan prolongar la situación y se crea un círculo vicioso del que hay que salirse”, señaló.

Las peticiones para un cambio de rumbo del BCE se han multiplicado en los últimos días. El miércoles 20 fue el presidente de Caixabank quien reclamó el fin de la estrategia de Mario Draghi. “Se ha ido más allá de lo necesario con la bajada de tipos de interés”, señaló durante un desayuno informativo. Según Jordi Gual, y es una opinión generalizada, los efectos negativos que provoca el dinero barato son muy superiores a los positivos. En otras palabras: ha llegado el momento de cambiar la política monetaria. Hay que subir los tipos.