Facebook perdió un millón de usuarios en el cuarto trimestre de 2021, por primera vez en sus 18 años de existencia, respecto al trimestre anterior -aumentó un 5% respecto al año anterior- y los inversores le dieron la espalda, provocando que las acciones de la compañía se desplomaran más de un 20%. Lo relevante no es la cantidad de usuarios perdidos -la red social ha pasado de 1.930 a 1929 millones-, sino el hecho de que pueda convertirse en tendencia durante 2022.
Y no solo Facebook, Instagram y WhatsApp, aunque no perdieron usuarios, ya han dado muestras de agotamiento y apenas crecen. El propio Mark Zuckerberg lo reconoció: “Las personas tienen muchas opciones sobre cómo quieren pasar su tiempo y las aplicaciones como TikTok están creciendo muy rápidamente”, afirmó el miércoles.
A pesar de todo, Meta (que así se llama la compañía) presentó un beneficio neto anual de 39.370 millones de dólares (unos 34.850 millones de euros), un 35% superior al de 2020. Los ingresos repuntaron un 37%, hasta los 117.929 millones de dólares (en euros, unos 104.400 millones).
Pero entonces, si el modelo Facebook da señales de agotamiento, ¿cómo es posible que el beneficio se haya disparado? Para explicarlo hay que recordar lo que sucedió durante la primera mitad de 2020, cuando George Soros criticó a Zuckerberg durante una cena en Davos (Suiza), por no haber censurado los mensajes de Donald Trump durante la campaña electoral norteamericana. Las criticas del filántropo de origen húngaro provocaron que grandes multinacionales (más de 1.000) retiraran su publicidad -principal negocio de Facebook- de la red social. En septiembre, Zuckerberg cedió a los requerimientos de Soros y la publicidad regresó a la red social.
Por supuesto, el objetivo de Soros no era tanto Donald Trump como convertir a Zuckerberg en un instrumento del Nuevo Orden Mundial. Desde ese año 2020, Facebook se convirtió, junto a Google y Twitter, en uno de los mayores censores del planeta.