Boeing se puede considerar como ‘El Pupas’. Y es que su cotización baja más de un 2%, tras la apertura de una investigación formal por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), tras los problemas en su avión 737 Max 9, y encima su principal rival, Airbus, le ha ganado en entregas en 2023.

El fabricante aeronáutico estadounidense ha tenido que dejar en tierra los aviones de este modelo, después de que el pasado 5 de enero uno que operaba Alaska Airlines y tenía sólo diez semanas de antigüedad perdiera parte del fuselaje en pleno vuelo y tuviera que aterrizar de emergencia en Portland (Oregón, EEUU). Esto provocó el aterrizaje del resto de 737 Max 9 en EEUU y también en bolsa (su cotización acumula una caída del 9-10% en los últimos cinco días) y el inicio de las inspecciones.

Las aerolíneas Alaska Airlines y United Airlines han detectado piezas sueltas y pernos mal ajustados. Por su parte, el CEO de Boeing, David L. Calhoun, ha admitido que deben asumir sus errores y que “nunca volverá a ocurrir”, una disculpa que recuerda mucho a la famosa que hizo el rey Juan Carlos I en 2012 (“lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”) por su polémico viaje de caza a Botsuana con Corinna Larsen.

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El secretario de Transporte de EEUU, Pete Buttigieg, ha afirmado que los Boeing 737 Max 9 permanecerán inmovilizados en tierra hasta que “los reguladores los consideren seguros para volar”, tras lo ocurrido el pasado 5 de enero. Horas después, la FAA notificó formalmente a Boeing la apertura de una investigación formal para “determinar si no garantizó que los productos terminados se ajustaran a su diseño aprobado y estuvieran en condiciones para un funcionamiento seguro”. Además, insistió en que “las prácticas de fabricación de Boeing tienen que cumplir con los altos estándares de seguridad que son legalmente responsables de cumplir”.

Lo ocurrido en el avión 737 Max 9 es otro problema más dentro de la larga crisis que atraviesa Boeing en los últimos años. Esta empezó por los problemas de seguridad y dos accidentes que causaron 346 muertes en Indonesia y Etiopía en 2018 y 2019, a esto se sumaron: el batacazo que el Covid-19 supuso para el sector aéreo mundial, los problemas en otros modelos y en las entregas del 787 por un proveedor. De hecho, esto último obligó al fabricante aeronáutico estadounidense a rebajar la previsión anual de entregas de aviones 787 a finales de octubre, lo que tuvo repercusión en su cotización: a los inversores no les hizo ninguna gracia y decidieron no premiar ni la reducción de pérdidas a la mitad ni el aumento de ingresos en los nueve primeros meses de su ejercicio.

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Por si todo lo anterior no fuera bastante, encima su principal rival, Airbus, le gana en entregas en 2023. El fabricante aeronáutico europeo ha informado de que ha entregado 735 aviones el año pasado, frente a los 528 entregados por Boeing, y superando los 720 del año 2022. Airbus también ha registrado un récord de pedidos de aviones comerciales (8.598 unidades) y su CEO, Guillaume Faury, ha destacado que “2023 ha sido un año histórico para el negocio de aviones comerciales de Airbus, con unas ventas y entregas excepcionales, en el extremo superior de nuestro objetivo”.