Emiratos Árabes Unidos ha abierto su primera central nuclear (Barakah), mientras España cerrará los siete reactores que tiene operativos entre 2027 y 2035, pese a presumir de apostar mucho por las renovables. Y es que la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y reto Demográfico, Teresa Ribera, olvida que la nuclear también es verde, porque no emite CO2.

EAU se ha convertido en el primer país del mundo árabe en apostar por la nuclear para generar electricidad de base segura, limpia y fiable, según ha destacado Mohamed Al Hammadi, CEO de Emirates Nuclear Energy Corporation (ENEC), en un artículo. La central nuclear de Barakah es la piedra angular de la estrategia para diversificar la cartera energética con fuentes más limpias y cuando sus cuatro unidades estén totalmente operativas producirá el 25% de las necesidad eléctricas del país, evitando la emisión de 21 millones de toneladas de CO2.

Al Hammadi también ha referido que “el sector de energía nuclear es un motor de crecimiento social, académico y económico” y crea miles de puestos de empleo de calidad. Asimismo, cree que la central de Barakah y el programa de los EAU “son un punto de referencia para las naciones interesadas en recibir los beneficios sociales, económicos y medioambientales de la energía nuclear con usos pacíficos”. La central emiratí estará en operación 60 años, una duración superior a la de los reactores españoles (alguno estará entre 46 y 47 años). Eso sí, aún no llega a imitar a EEUU, que ha alargado la vida útil de algunas de sus centrales a 80 años.

“Ante el cambio climático y la dificultad de frenarlo, quitar a la nuclear no suena a debate serio, sino a ideología”, ha afirmado Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas. Unas palabras que debería escuchar bien Ribera, así como recordar las de varios expertos (la mismísima ONU, el visionario Negroponte o incluso los verdes finlandeses), porque la nuclear es la energía que más electricidad aporta en nuestro país (20%) y genera 27.500 empleos directos e indirectos. Recientemente, en la reunión virtual de la Sociedad Nuclear Española (SNE), su presidente, Javier Guerra, ha pedido una “acción inmediata” para corregir la excesiva carga fiscal del sector: es “injusta, desproporcionada y discriminatoria” frente a otras fuentes de energía, “penaliza y convierte en insostenible el sector y no debe prolongarse en el tiempo” para poder garantizar la continuidad de este sector que genera energía eléctrica libre de CO2.