Enagás no da demasiadas alegrías a sus accionistas (entre ellos, la SEPI y Amancio Ortega, seguidos de varios fondos) en lo que a resultados se refiere. En el entretanto, su CEO, Arturo Gonzalo, insiste en la ruina del transporte de hidrógeno verde... sin poner dinero, por supuesto, pues tampoco están las cosas como para hacerlo, tras el descenso de ingresos... y las pérdidas en los nueve primeros meses.

Como ya se vio en las cifras semestrales, la compañía gestora del sistema gasista español y transportista de gas continúa sin lograr cambiar la tendencia descendente de ingresos, que han disminuido un 1,1%, a 665,2 millones de euros. Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) se ha estancado en 572,8 millones (+0,1%) y el resultado neto de explotación (ebit) ha bajado un 3,3%, a 323,8 millones. Y el beneficio después de impuestos ha arrojado unas pérdidas de 130,2 millones, por las minusvalías contables de la venta de Tallgrass.

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Eso sí, el resultado ha continuado creciendo sólo si no se tiene en cuenta el impacto de la rotación de activos (es decir, las desinversiones): se ha situado en 233,5 millones, siendo un 7,8% superior al de hace un año, debido a los menores costes financieros y tasa impositiva, pero ha sido inferior a lo esperado por el consenso de analistas, según han señalado los analistas del Banco Sabadell. Quizá por ello, se ha quedado sin aplauso bursátil, pues su cotización ha llegado a bajar un 1,5% en algún momento de la sesión y a media hora del cierre, está descendiendo un 0,9%, bastante por encima del Ibex (-0,1%). Al final, al concluir la sesión, el descenso ha sido del 0,3%, frente al ligero rojo del selectivo español (-0,08%).

Claro que no todo ha sido negativo, sino que la venta de Tallgrass ha permitido reducir la deuda neta en 926 millones desde el cierre de 2023, hasta 2.421 millones. Asimismo, el ratio de deuda neta sobre ebitda ajustado por dividendos de las participadas ha pasado de 4,3 veces a 3,2 veces, aunque más por el descenso de la deuda, dado el estancamiento del ebitda y que los dividendos de las participadas han bajado un 12,9%, de 137,5 millones a 124,6 millones. 

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En la conferencia con analistas, Gonzalo ha señalado que el retraso, la cancelación (por ejemplo, la energética danesa Orsted lo ha hecho con una planta de metanol verde) o hasta la relocalización (Repsol mueve 15 millones de inversión a Portugal para producir hidrógeno verde, como protesta a la intención del Gobierno de hacer permanente el impuestazo a las energéticas) de algunos proyectos relacionados con el hidrógeno verde refuerza la importancia del H2Med y de la red troncal española del hidrógeno. Esa es la opinión de Gonzalo, pero lo cierto es que Enagás sigue sin poner dinero en el H2Med, es más, el próximo 7 de noviembre, los cinco operadores (el español Enagás, los franceses GRTgaz y Teréga, el portugués REN y el alemán OGE, lanzarán en Madrid la call for interest (manifestación de interés) del futuro hidroducto. Además, el CEO de Enagás ha considerado que los avances tecnológicos y el encarecimiento de la tonelada de CO2 permitirán “situar el hidrógeno verde en precios competitivos” en 2030... Veremos si se cumple el pronóstico... o no.