Ence baja en bolsa casi un 3% (-2,81%, concretamente) este lunes, frente a un Ibex 35 ligeramente en verde (+0,04%). Y la reacción se produce tras haber advertido que no tendrá un 2023 tan bueno como 2022, pues su beneficio neto pasará de 247 millones de euros a unos 52 millones, según ha notificado a la CNMV.
La compañía líder europea en producción de celulosa y primera española en producir energía renovable con biomasa agrícola y forestal ha explicado que se deberá a unas circunstancias ajenas a la gestión. En concreto, a los nuevos precios regulatorios y los parámetros retributivos de las plantas de generación renovable. O sea, un golpe de la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera.
Recuerden que en 2022, Ence anunció mayor dividendo, tras salir de pérdidas y lograr el aval del Tribunal Supremo a la prórroga de la biofábrica de Pontevedra. Esto no sólo repercutió en los accionistas (entre ellos, el principal es su fundador y presidente de honor, Juan Luis Arregui), sino también en las remuneraciones de los consejeros (destacando el presidente y CEO, Ignacio de Colmenares, y los tres hijos del fundador -Javier, Gorka y Óscar-) y en las de los empleados. Asimismo, había empezado bastante bien este año, pues en el primer trimestre había duplicado el beneficio tras aumentar los ingresos un 26%, pero ahora los nuevos precios regulatorios y las retribuciones parece que pondrán fin a los buenos números que venía encadenando.