En la conferencia con analistas para presentar los resultados de los nueve primeros meses de Endesa, el CEO, José Bogas, ha vuelto a defender las centrales nucleares españolas. De hecho, ha subrayado que seguirán “intentando convencer al Gobierno” para mantenerlas  porque hay “muchas razones” y es “bueno para España”.

Este ingeniero industrial madrileño ha insistido en que desde un punto de vista “intelectual” es contrario al apagón nuclear español, pues en EEUU ya se ha prorrogado la vida útil de las centrales más allá de los 40 años para los que fueron diseñadas en un principio, y aquí se podría ir más allá de los 45, “llegando a los 60 o incluso a los 80”. Asimismo, no hay que olvidar las inversiones que tienen cada año, por ejemplo, los 50 millones de euros de la central nuclear de Almaraz, para seguir operando en excelentes condiciones. No obstante, Bogas tiene claro que depende de “lo que el Gobierno de España y sus políticas energéticas marquen para el futuro”, algo que hoy pasa por el cierre de los reactores entre 2027 y 2035, “y eso significa que vamos a cerrar el primero, Almaraz, en el año 2027”.

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No es la primera vez que Bogas insiste en alargar la vida de las nucleares españolas, por ejemplo, hace ocho meses consideró que el plan ecológico impulsado por Teresa Ribera (el famoso Plan Nacional Integrado de Energía y Clima -PNIEC-) es imposible de cumplir y mucho menos si se cierran las nucleares. También lo hizo a mediados de abril, pero consideraba que para Almaraz ya no había tiempo. En este último punto discrepaba con Foro Nuclear (la asociación que representa a la industria nuclear española), pues su presidente, Ignacio Araluce, afirmó: “No damos por perdida la central de Almaraz, la mayor empresa de Extremadura”. Y a principios de septiembre, Bogas volvió a referir que “intelectualmente soy contrario al cierre de nucleares” y que “se podría cometer un error si se cierran todas las centrales”, pero eso no impide que quizá alguna cierre. Eso sí, unas semanas después se conoció la revisión del PNIEC, donde se mantiene el adiós nuclear en España, mientras Ribera se puede considerar ‘Doña contradicciones’, pues defenderá dicha energía en Bruselas como vicepresidenta europea (si pasa la audiencia de confirmación el próximo 12 de noviembre) y en la COP29, al tiempo que insiste en cerrarla en nuestro país.

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Vayamos a los resultados de Endesa en los nueve primeros meses, que no han sido aplaudidos por el mercado, pues la cotización desciende un 1,28%, el doble que el Ibex (-0,68%). La energética que está controlada en un 70% por la italiana Enel ha tenido menores ingresos, clientes e inversiones, aunque ha logrado volver a aumentar el beneficio neto y ha mantenido la deuda financiera neta en 10.402 millones, por tanto, en niveles similares a los del cierre de 2023 (10.405 millones) e incluso inferiores a los del primer semestre (10.800 millones). Además, dicha deuda es cuatro veces menor a la que tiene Iberdrola (46.697 millones) y también está por debajo de la de Naturgy (algo menor a 12.000 millones).

Mantiene la deuda en 10.402 millones, por tanto, en niveles similares a los del cierre de 2023 e incluso inferiores a los del primer semestre. Además, dicha deuda es cuatro veces menor a la que tiene Iberdrola (46.697 millones) y también está por debajo de la de Naturgy (algo menor a 12.000 millones)

Los ingresos de Endesa han bajado un 17,9%, a 15.765 millones. En esto ha influido tanto los menores precios de la electricidad y del gas natural como los descensos en clientes de ambos negocios: en el caso de la luz, a 10,239 millones de clientes (-2,6%); y en el del gas, a 1,784 millones (-1,8%).

El resultado bruto de explotación (ebitda) ha aumentado un 15,7%, a 3.881 millones, gracias a las aportaciones de todas las líneas de negocio, en especial del gas; y el resultado neto de explotación (ebit) lo ha hecho un 20,9%, a 2.300 millones. Por su parte, el beneficio neto ha vuelto a la senda de crecimiento, al dispararse un 32,6%, hasta 1.404 millones, por la positiva evolución del tercer trimestre (sobre todo en la estabilización de la clientela en el mercado libre de electricidad en 6,7 millones, tras la fuerte competencia del inicio del año) y por la mejora del ebitda. Y el beneficio ordinario neto (el que se tiene en cuenta para el reparto del dividendo) se ha incrementado un 29,9%, a 1.376 millones.

Bogas subraya que hay “algunas oportunidades de compra”, tienen el foco en activos eólicos e hidráulicos y procederán si crea valor para los accionistas y “si el precio es atractivo”

Las inversiones de Endesa han seguido a la baja, como ya se vio en el primer semestre, pues han descendido un 14,8%, a 1.346 millones. De estas, el 46% se ha destinado a redes y el 21% a renovables, donde ya cuenta con una capacidad instalada en la Península Ibérica de 10.100 megavatios (MW) -entre hidroeléctricas, eólicas y solares-. Al hilo de la energías verdes, conviene recordar que vendió el 49,99% de una cartera solar a la empresa estatal de energía renovable emiratí Masdar por 817 millones y se ha rumoreado que podría sumar más megavatios al acuerdo e incluso que a Endesa le podrían interesar las hidráulicas que Acciona quiere vender. Al hilo de esto último, Bogas ha subrayado que hay “algunas oportunidades de compra”, tienen el foco en activos eólicos e hidráulicos y procederán si crea valor para los accionistas y “si el precio es atractivo”. Y en redes, confía en que los reguladores mejoren la retribución, pues serán aún de mayor importancia, no sólo por el despligue de renovables, sino por el creciente negocio de los centros de datos: Endesa ya tiene comprometidos 3 gigavatios (GW) en la red, lo que supondrá un consumo anual de 15 teravatios-hora (TWh) -equivalente al 6% de todo el consumo eléctrico español actual-, y Bogas espera otros 15 TWh para 2030, alcanzando a representar el 13% del consumo total. 

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Y respecto al impuestazo energético que el Gobierno quiere convertir en permanente, no ha habido avisos sobre inversiones (como hicieron la semana pasada Repsol y Cepsa -que este miércoles ha pasado a llamarse Moeve-) y siguen respalndando la postura de la patronal eléctrica Aelec. Un gravamen que nació como extraordinario y que le supuso un pago de 208 millones en 2022 y de 202 millones en 2023. Eso sí, Endesa ha destacado que ha contabilizado “una tasa fiscal efectiva del 27%, afectada por la no deductibilidad del gravamen extraordinario aprobado en 2022”.