Decíamos ayer que los fondos empezaron a convertirse en activistas y ahora han pasado a ser incordiantes. Podríamos añadir que los sindicatos marxistas UGT y CCOO, y ahora también los reguladores sociopodemitas, ya no se dedican a proteger a los asalariados o a fomentar la igualdad de oportunidades sino a destruir empresas. Ahora son los fondos los que han recogido el testigo, como en el caso de Cellnex... y destruyen empresa. No son fondos activistas, son fondos incordiantes.
Y ha surgido otro ejemplo señero: el caso de la eléctrica estatal italiana ENEL, dueña del 70% de Endesa. En la reciente Junta General de Accionistas, celebrada en Roma y marcada por la salida de Francesco Starace -que también ha dimitido de la vicepresidencia de Endesa- y su sustitución por Flavio Cattaneo. Empecemos por el final: los fondos han perdido y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha ganado con el apoyo del 50% del accionariado, que es mucho más que la mayoría absoluta en política.
Sin embargo, los fondos han dado la batalla en pro de los intereses de sus primeras figuras, que no de sus partícipes, intereses que han pasado de económicos a económico-políticos. Se me dirá que los fondos son los propietarios de la empresa y que la propiedad privada debe mandar. Pero no: porque los fondos son grupos de gestores, que no de propietarios, que hablan en nombre de millones de propietarios a quienes mantienen ayunos de información y de toma de decisión. No, los gestores de fondos no son propietarios del dinero de los partícipes: son lo que hacen lo que les viene en gana con el dinero de los demás, que es tan dinero de los demás como el ministro de Hacienda cuando maneja su antojo el dinero de los contribuyentes. Insisto: ser liberal es defender la propiedad privada pequeña, no grande y lo mismo me da que todas las tierras del Condado pertenezcan al Estado que pertenezcan al Duque de Medinaceli, el caso es que no me pertenecen a mí, el caso es que la propiedad no está repartida.
Pues bien, la Junta de Accionistas de ENEL constituye la demostración de que los fondos ya no sólo se atreven con los gestores... ¡sino también con los gobiernos! Hombre eso sí, se atreven contra la “ultra Meloni” y en aras de lo políticamente correcto. Pero ojo, que ha empezado una nueva etapa.
En el entretanto, tienen secuestrado el ahorro mundial. Los verdaderos propietarios del dinero de los fondos no tienen derecho a opinar. Los que opinan y deciden son los Larry Fink, asalariado mandón... con el dinero de los demás, exactamente como los políticos. Por eso ahora, al parecer, pretenden comportarse como políticos.
Y ojo, porque la tiranía de los fondos se apoya en la opacidad más absoluta. Una tarea pendiente para los reguladores bursátiles: exigir transparencia a los fondos. Queremos saber quién es quién en los grandes fondos.
Y de paso, recordar que, si un Consejo de Administración puede cesar a un CEO pero no incordiarle en su función... que las mismas obligaciones se extiendan a los fondos.