Enel ha perdido aún más brillo en los nueve primeros meses de lo que le pasaba en el primer semestre. Y es que el beneficio neto ya no baja un 8,7%, sino un 14,2%, hasta los 2.505 millones, pese a elevar los ingresos un 17%, gracias, sobre todo, a la generación térmica (+30%).
La energética italiana, que es dueña del 70% de Endesa y tiene al Estado italiano en su capital (23,6%), ha aminorado la caída del Ebitda al 3,9% (frente a la del 10,7% que mostraba en el primer semestre), a 12.631 millones. Por su parte, el beneficio neto de explotación (Ebit) ha caído un 10,3%, a 6.254 millones.
Enel ha tenido una facturación de 57.914 millones (+17%), gracias a los aumentos de todos los negocios por los mayores volúmenes de energía vendida, que han permitido compensar el descenso en Hispanoamérica (la joya de la corona que arrebató a Endesa hace unos años). Los ingresos de mercados finalistas han ascendido a 23.612 millones (+9,9%). Le siguen los del negocio de generación térmica (carbón, gas), que ha aportado (23.055 millones, un 30% más)… por lo que Enel ha preferido pasta a menos emisiones. Normal, en la compañía que dirige Francesco Starace, a quien sobre todo le gusta la sostenibilidad en las cuentas. La división de infraestructuras y redes ha facturado 14.930 millones (+4,6%); la de renovables, 6.346 millones (+20%); los servicios, 1.352 millones (+4,9%); y la filial Enel X, 1.036 millones (+37%).