L’Energètica será la eléctrica pública de la Generalitat de Cataluña que contribuirá a apagones en la región. Al igual que Teresa Ribera, quiere cerrar la nuclear, como ya referimos en Hispanidad el pasado diciembre, cuando la CNMC le había dado permiso para su lanzamiento comercial. Por tanto, insiste en dicho cierre, pese a que esta energía aporta el 59% de la luz de la Generalitat con las centrales de Ascó y Vandellós, y a que se ha visto el error cometido por Alemania con su adiós a la nuclear (ha elevado sus emisiones de CO2 al aumentar el uso del gas y disparar el del carbón para garantizar el suministro eléctrico).

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Eso sí, L’Energètica va más allá que Ribera, como se puede ver en su página web, porque intenta mencionar a la nuclear lo mínimo posible y sólo la cita para hablar de su cierre. De hecho, se puede leer: “Nuestro país tiene también la opción de prescindir de la energía que se obtiene de las centrales nucleares, que llevan asociado un gran riesgo. L’Energètica puede superar la energía nuclear actualmente instalada, generando energía limpia”. En algunas de sus notas de prensa, alude a la política energética de la Unión Europea, pero no menciona a la nuclear, pese a que está viviendo un renacimiento en muchos países (por ejemplo, en Francia seguirá aumentando y Polonia empezará a construir centrales). Asimismo, tampoco cita a la nuclear en su nota con motivo del Día del Medio Ambiente que se celebró el pasado día 5, pese a que genera electricidad sin emitir CO2. Eso sí, hasta ahora, la Generalitat no tiene competencias ni para cerrar ni para prorrogar las centrales nucleares de su territorio, aspectos que dependen del Gobierno Sánchez.  

Cataluña quiere tener un 50% de potencia eléctrica de origen renovable en 2030, algo que parece difícil de alcanzar porque, para ello, necesitaría sumar 15.408 MW a la potencia verde actual (3.718 MW)

Esta eléctrica pública presume de que “contribuye a la sostenibilidad y a la protección del medio ambiente, generando y suministrando energía limpia proveniente de la energía solar, eólica o hidráulica”, pero lo cierto es que la mayor parte de dicha energía no es propiedad suya, sino de otros. Por ahora, vende más bien ideales que tangibles, pues dentro de su proyecto destaca que “actuará en el almacenamiento de energía” (aspecto que aún no está muy desarrollado y avanzado en España) “y en el desarrollo de nuevos modelos de gestión, como las comunidades energéticas o la agregación de energía. Esto debe permitir intervenir en el precio”. Asimismo, quiere “trabajar con todos los ayuntamientos del país para desarrollar proyectos adaptados a cada entorno, desarrollados desde el diálogo y el consenso”, justo cuando a las patronales de la eólica y la fotovoltaica les preocupa la judicialización y la menor aceptación social de estas energías (algo que incluso ha sido un tema tratado en películas como As bestas y Alcarràs). Además, debería tener en cuenta que las renovables nunca serán la solución porque son intermitentes y necesitan de reemplazo para garantizar el suministro. 

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L’Energètica también aspira a gestionar las 229 centrales hidroeléctricas catalanas a medida que vayan acabando las concesiones que hoy tienen 139 compañías (entre ellas, Endesa, Iberdrola y Naturgy. Claro que deberá armarse de paciencia, porque solo tres concesiones caducan en los próximos diez años, 12 en un plazo de hasta 20 años, y el resto no termina hasta 2061.

En el entretanto, no se puede perder de vista que este lunes se negocia la composición de la Mesa del Parlament catalán, tras las elecciones celebradas el pasado 12 de mayo. El pasado martes 4 Foment del Treball propuso 14 medidas en materia energética para el próximo Govern de la Generalitat y entre ellas, plantea la ampliación de la operativa de las centrales nucleares catalanas (las de Ascó y Vandellós) por diez años más, porque son garantía de suministro de energía eléctrica. Entre los motivos con los que argumenta dicha propuesta, se señala que sólo un 15% de la energía generada en Cataluña en 2023 procedió de fuentes renovables y que el Govern de Pere Aragonès solo ha dado autorización administrativa a 133 proyectos de 512 presentados y ha incumplido su compromiso de instalar 3.000 megavatios (MW) durante la legislatura al autorizarse solo 1.692 MW. Asimismo, recuerda que la Prospectiva Energética de Cataluña 2050 (Proencat) tiene como objetivo tener un 50% de potencia eléctrica de origen renovable en 2030, algo que parece difícil de alcanzar porque para ello necesitaría sumar 15.408 MW a la potencia verde actual (3.718 MW). Y por cierto, con esta cifra de 3.718 MW renovables solo se ha generado el 15% de la electricidad, mientras que con poco más de 3.000 MW nucleares se ha producido el 59%.