Tras el enfrentamiento con la CNMV desde hace meses y reformular las cuentas anuales de 2022, Energía, Innovación y Desarrollo Fotovoltaico (EiDF) no convence al mercado, es decir, a los inversores. Y es que este lunes se levantaba la suspensión de cotización que sus acciones tenían desde el pasado 14 de abril, pero EiDF no ha logrado volver a cotizar en el BME Growth (en el que debutó el 7 de julio de 2021) porque al mediodía contaba con 67.238 órdenes de compra por 176.303 órdenes de venta, lo que supondría una cotización un 70% menor a la anterior a su suspensión.

Es decir, que de regresar al mercado, EiDF valdría unos 521 millones, es decir, unos 1.200 millones de euros menos que antes de que la CNMV suspendiera su cotización el pasado 14 de abril, cuando su capitalización era de 1.721 millones. Recuerden que el regulador bursátil, ahora presidido por Rodrigo Buenaventura, suele usar al mayor por el menor para alertar sobre un determinado sector, es decir, se enfrenta a una compañía pequeña para avisar a las grandes de que vigila su sector y en esta ocasión ha sido el de las energías renovables. En Hispanidad ya hemos señalado en distintas ocasiones que en España hay una burbuja especulativa con las renovables, que sigue creciendo y es doble: por un lado, muchas compañías del sector cotizan en bolsa con sonoras alzas y caídas, y por otro, se dan operaciones de compra y venta en las que aparecen fondos y energéticas extranjeras. Y no lo dice solo este medio: hasta el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha advertido de “burbujas verdes” y de que la política de financiar todos los proyectos que se presenten como verdes supone un gran riesgo para la banca.

EiDF es una empresa con sede en Barro (Pontevedra) que fue fundada en 2008 por Fernando Romero, su actual CEO, con el objetivo de dedicarse a instalaciones de autoconsumo para pymes y grandes compañías. A este negocio se sumó a finales de 2019 la generación fotovoltaica y la comercialización de energía renovable

En este contexto, a EiDF le iba bastante bien hace poco más de un año: su facturación semestral se disparó un 1.800% y acumulaba una revalorización bursátil del 762% en el último año, y meses después también, registraba buena cifra de ingresos en los nueve primeros meses y una mejor situación en bolsa que, por ejemplo, Opdenergy, otra compañía de renovables. Sin embargo, meses después la situación empeoró: PwC se negó a firmar las cuentas anuales auditadas, una discrepancia que provocó que EiDF no presentara las cuentas anuales en el plazo legal y que la CNMV entrara en acción y decretara la suspensión cautelar de la cotización. EiDF tuvo que contratar a otro auditor y eligió a Deloitte, pero meses más tarde, dicha auditora avisó de graves deficiencias contables y de un posible falseamiento de documentos. La compañía dio información de sus cuentas de reformuladas, sin embargo, omitió el resumen ejecutivo del forensic de Deloitte y así, la CNMV la acusó de haber ofrecido al mercado información incompleta y que podía “inducir a confusión al público”. Después de que la empresa de renovables ampliara la información, el regulador bursátil ha decidido levantar la suspensión de cotización, aunque el regreso al parqué no se ha producido este lunes por elevada presión y demasiadas dudas de los inversores.

EiDF es una empresa con sede en Barro (Pontevedra) que fue fundada en 2008 por Fernando Romero, su actual CEO, con el objetivo de dedicarse a instalaciones de autoconsumo para pymes y grandes compañías. A este negocio principal se añadió la división de generación a finales de 2019 para promover, instalar y explotar sus propios parques fotovoltaicos; y la comercialización, para suministrar dicha energía 100% renovable a través de una comercializadora propia (Prosol Energía) y a la que añadió la compra de ODF Energía y el 51% de la comercializadora Nagini. Romero es su principal accionista, al ser dueño del 77,06% del capital; le siguen los minoristas, con un 14,63%; y Mass Investments ARK, una sociedad propiedad de Alejandro Alorda, con un 8,31%. Tras todo el lío del retraso, la reformulación de cuentas y el enfrentamiento con PwC y la CNMV, se ha conocido que EiDF se ha abierto a la búsqueda de un nuevo CEO y se ha dado un plazo de seis meses, aunque el regulador bursátil querría que hubiera más agilidad.