ENI tuvo un buen 2022, como otras compañías de su sector (como Repsol y Galp), en gran parte gracias a los altos precios del petróleo. Y es que ha logrado beneficio neto récord, ha elevado ingresos y ha duplicado el resultado operativo -ebit-, sin embargo, no ha recibido aplauso bursátil: su cotización baja más de un 4%.

Quizá el mercado -y por tanto, los inversores- esperaba más o quizá ha influido el hecho de que ha coincidido la presentación de resultados con su Día del Inversor, donde se ha dado a conocer el Plan Estratégico 2023-2026. O también ha podido pesar el tropiezo en el cuarto trimestre, respecto al que los analistas del Banco Sabadell han señalado que en parte se ha debido a una producción menor a la esperada y con menor margen, así como descenso en los negocios de refino y químicas.

La petrolera que está controlada por el Estado italiano ha logrado un beneficio neto atribuido récord de 13.810 millones de euros en 2022, superando en más del doble el del año anterior. El ebit ajustado también se ha duplicado, situándose en 20.400 millones. Por su parte, los ingresos se han disparado un 71,5%, a 133.412 millones. Eso sí, en el cuarto trimestre, hubo un fuerte tropiezo en beneficio (-84,3%), hasta 550 millones, por el impacto adverso de ajustes a valor razonable de derivados de materias primas de 1.100 millones, el deterioro de activos y contribuciones fiscales; aunque los ingresos ascendieron (+16,5%, a 31.540 millones).

El CEO, Claudio Descalzi, ha destacado que la petrolera tuvo “excelentes resultados financieros y operativos mientras contribuía a la estabilidad del suministro de energía a Italia y Europa y avanzaba en sus planes de descarbonización”, manteniendo disciplina de costes y una gestión eficaz de riesgos de la volatilidad de precios y la escasez de suministro. A la vista de las cifras, la petrolera italiana continúa en posición compradora pero no encuentra vendedor. Además, reemplazará todo el gas ruso para 2025, al aumentar los volúmenes de Argelia, Egipto, Mozambique, Congo y Catar.