E.On ha recibido premio bursátil, algo que es difícil estos días por la quiebra del Silicon Valley Bank y otras entidades (entre ellas, el miedo a que le pase a Credit Suisse) y que es el inicio de la crisis de deuda que viene, pese al desplome de su beneficio neto (-61%) en 2022. Y es que ha logrado un resultado bruto de explotación (ebitda) superior al previsto, ha decidido subir el dividendo y estima que ganará más en 2023 aunque será otro “año de crisis”.
La eléctrica alemana ha tenido un beneficio neto atribuido de 1.831 millones de euros en 2022, un 61% menos que el año anterior. Sin embargo, su cotización muestra un alza del 2,8%. El ebitda ajustado ha aumentado a 8.100 millones, superando el del año anterior y la previsión (7.600-7.800 millones). Por su parte, la facturación se ha disparado un 49,5%, a 115.660 millones, por los mayores precios de la energía y de la cifra total el negocio de venta de electricidad a clientes finales aporta 96.221 millones (+56,5%); pero también ha afrontado un fuerte aumento del coste de materiales (+39%, a 108.627 millones). Además, ha contabilizado un impacto positivo de 73.193 millones (+59,5%) por el cambio de valor de las divisas y, sobre todo, por la fluctuación de los derivados financieros relacionados con las materias primas.
E.On propondrá a la próxima Junta de Accionistas el reparto de un dividendo en efectivo de 0,51 euros por acción, un 4,1% superior. 2023 será otro “año de crisis”, aunque prevé que su beneficio neto ajustado ascenderá a entre 2.300 y 2.500 millones. “Los precios mayoristas han caído, pero permanecen en niveles increíblemente altos para los estándares prebélicos”, ha señalado el CEO, Leonhard Birnbaum. Asimismo, ha destacado que “la descarbonización, la transición energética y la expansión de la infraestructura deben acelerarse masivamente. Para nuestro negocio, esto significará un gran potencial de crecimiento”, por lo que la eléctrica ampliará sus inversiones a 33.000 millones hasta 2027, de las que más del 95% son para cumplir con los estrictos criterios de sostenibilidad de la taxonomía de la Unión Europea.