Equinor (la antigua Statoil) ha ingresado y ganado menos dinero en 2023 debido al abaratamiento del gas, principalmente, aunque también del petróleo, como se ha visto en otras colegas de sector (BP, ExxonMobil, Chevron y Shell). Pero ha superado lo previsto por los analistas en el cuarto trimestre... y ha recibido premio: su cotización sube más de un 2,4%, animada también por el leve alza del dividendo trimestral ordinario.

La petrolera controlada por el Estado noruego, como otras, se benefició en 2022 del encarecimiento del gas y el crudo, pero en 2023 ha notado lo contrario: su abaratamiento. Así, ha visto reducirse sus ingresos un 29%, hasta 99.726 millones de euros. Por su parte, el beneficio operativo se ha hundido a la mitad (-55%), a 33.284 millones; y el beneficio neto lo ha hecho en un 59%, a 11.077 millones. Todo ello, a pesar de que ha aumentado su producción un 2%, hasta 2,08 millones de barriles equivalentes de petróleo diarios, y de que sigue aprovechándose de que tras estallar la guerra de Ucrania, Noruega haya reemplazado a Rusia como principal suministrador de gas de Europa aportando el 25% del total. “En 2023 seguimos contribuyendo a la seguridad energética en Europa”, ha destacado su CEO, Anders Opedal.

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Entre octubre y diciembre, Equinor ha ingresado 27.035 millones (-15%). Por su parte, el beneficio operativo ha sido de 8.140 millones (-47%) y el beneficio neto se ha desplomado un 67%, a 2.427 millones, por el abaratamiento del gas y del crudo, y por un deterioro de activos de 305 millones tras cerrar su negocio en Azerbaiyán.

En 2023, “un rendimiento operativo sólido y el foco en los costes dieron resultados financieros fuertes y flujo de caja”, ha afirmado Opedal. Eso sí, la petrolera noruega ha anunciado que reducirá la retribución a los accionistas este año: ha elevado el dividendo trimestral ordinario, pero bajará el extraordinario. Además, prevé mantener estable su nivel de producción de gas y petróleo este año, y duplicar la de fuentes renovables, por supuesto.