A Equinor (la antigua Statoil) le va bien con el encarecimiento del petróleo y del gas, como a otras muchas colegas de sector, como las estadounidenses Halliburton, Chevron y ExxonMobil, la anglo-neerlandesa Shell, la británica BP y la francesa TotalEnergies. Y es que ha duplicado su beneficio neto y el operativo (ebit), y ha disparado un 66% sus ingresos.
La petrolera noruega, controlada mayoritariamente por el Estado noruego, ha logrado un beneficio neto de 26.813 millones de euros en 2022, una cifra récord y que supone más del triple que el obtenido en 2021 (7.500 millones), gracias a la subida del precio del gas, que llegó a máximos históricos. De hecho, se ha convertido en el mayor proveedor de gas de Europa, sustituyendo a la rusa Gazprom, con las sanciones a Rusia por la guerra en Ucrania y el menor suministro hacia el viejo continente como respuesta.
Por su parte, el resultado neto de explotación (ebit) también se ha duplicado, hasta alcanzar los 73.516 millones. Y los ingresos se han disparado un 66%, a 140.674 millones. Todo ello, a pesar de que redujo su producción de crudo un 2%, a 2,04 millones de barriles de equivalentes de petróleo diarios, al tiempo que la de gas subió un 8% para responder a la crisis de seguridad energética en Europa.
Unas buenas cifras, en las que también han contribuido que las del cuarto trimestre superaran las expectativas de los analistas. Y se traducirán en premio para los accionistas (entre ellos, destaca el Estado noruego), porque los dividendos previstos para 2023 aumentarán hasta los 15.858 millones, según ha señalado el CEO, Anders Opedal, en un comunicado.
*Fotografía principal de Ole Jorgen Bratland.